por "las chicas de Luna Roja"
Luna Roja comenzó, sin darnos cuenta, como un grupo de amigas/conocidas con intereses comunes que se encontraban informalmente para compartir experiencias, libros, películas y saberes en general. El hecho de juntarnos tomó un carácter ritual: nos sentábamos formando un pequeño círculo, compartíamos una rica comida, con música suave de fondo, charlábamos sobre nuestras vidas poniéndonos al día. A veces la situación ameritaba prender un sahumerio o una vela para ver cómo el espacio era modificado por nosotras a través de un aroma, o la luz, y así sentíamos que compartíamos algo trascendente. Convenimos entonces (siguiendo con las características “rituales”), que el momento de encuentro para ese acontecimiento tan importante e íntimo donde conversábamos sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad, la menstruación, etc.; fuera durante las noches de Luna Llena y Luna Nueva: Estar en un círculo propiciaba la palabra, nos permitía mirarnos a los ojos y fluir entre todas.
Así, después de un tiempo, habíamos consolidado una red de información pequeña, que circulaba entre nosotras y donde estábamos “como en órbita”. A través de ella, empezamos a cuestionar(nos) y a comparar, desde detalles de la vida cotidiana hasta concepciones que se desprenden de la sociedad actual. Nuestras pequeñas reuniones fueron el punto de partida para dilucidar cómo y por qué el rol social de la mujer ha sido acotado a ciertos aspectos, truncando su desarrollo intelectual, emocional, físico, social y cultural; es decir, estábamos replanteándonos nuestro lugar en el mundo y pensando en cómo transformarlo desde nosotras mismas. Llegamos a pensar que sería lindo invitar a otras mujeres que tal vez pensaran/sintieran que lo que estábamos haciendo era algo lindo, que tenía un sentido. De esta manera, el círculo “se abrió” y otras mujeres se sumaron por un tiempo, otras nos visitaron sólo una vez. Compartir cosmovisiones diferentes del mundo y que no circulaban con frecuencia en los medios de comunicación, nos hizo ver que existía un universo distinto, que era necesario que fuese conocido por nosotras y otras, ya que interpelaban a todo el colectivo y nos proponían un cambio profundo de actitud hacia la vida.
El eje de la información como herramienta para el empoderamiento de nosotras mismas nos parecía fundamental, por ello pensamos que había llegado el momento de poner manos a la obra y llevar esa información a todas las mujeres: era un proyecto ambicioso, pero un sentimiento de sororidad nos invadió y nos hizo pensar que sería interesante ir por más en este sentido. Luego de una de nuestras reuniones de Luna Llena acordamos crear el blog, donde compartiesemos diferentes fragmentos de libros que nos habían influenciado de alguna forma, y otros tipos de fuentes (videos, imágenes, etc.) que nos ayudaban a comunicar lo que nos interesaba. Cuando tuvimos que darle un nombre al espacio virtual, elegimos “Remolino menstrual”, así como también titularlo “Luna Roja” porque se vinculaba con nuestras experiencias y con ciertos conocimientos que habíamos adquirido por medio del libro Luna Roja de Miranda Gray. Siempre teniendo claro que una mujer no sólo es una menstruante - si no que se autodefine más allá de las experiencias biológicas y culturales que la atraviesan-, Luna Roja fue adquiriendo un perfil que englobaba muchos otros campos, es decir, los que recorríamos vivencialmente en cuanto a mujeres y a nuestro replanteamiento de los roles de género establecidos.
Siendo conscientes del auge de las comunicaciones virtuales y de la herramienta positiva que pueden llegar a ser para contactarnos con más mujeres -por ejemplo, las redes sociales-, incursionamos en una especie de “activismo virtual” primario pero muy útil. Llegado este punto, decidimos crear un usuario en Facebook, no sólo para difundir Luna Roja sino para estar al tanto de otros círculos de mujeres que se iban conformando alrededor del mundo. Queríamos seguir los debates que giraban en torno, entre otros temas, al ecofeminismo, la menstruación consciente, el parto respetado, los derechos de las mujeres, etc. y participar de ellos. El usuario en Facebook supuso un nuevo desafío para nosotras, y a la vez un descubrimiento: en Argentina los temas en torno a los ciclos femeninos, la menstruación, etc. siguen siendo tabú. Por lo tanto, dimos cuenta del vacío de información existente, así como de la mitificación y estigmatización de los mismos, y la necesidad de cambiar el panorama. También nos maravilló encontrar tanto compromiso y apoyo de hermanas alrededor del mundo, que compartían información con nosotras, y este rasgo tan solidario nos parece importante mencionarlo ya que está presente en toda esta gran búsqueda.
Por supuesto que no bastaba con todo aquello de la difusión virtual, y el accionar requería de otros métodos. Notamos cómo las pequeñas tareas que emprendíamos -desde organizar el espacio donde serían las reuniones, la escritura de los distintos posteos que subiríamos al blog, etc.- requerían de un marco mayor y un tiempo para cada una. También pensamos que podíamos proponernos realizar actividades puntuales, que serían dirigidas a otras mujeres con quienes compartiríamos un espacio y a partir del cual se propiciarían charlas y la ayuda mutua. Nuestras reuniones intentaron darle forma a un trabajo de campo que se estaba abriendo, formando redes con otros grupos de mujeres, para expandir nuestros horizontes y compartir las dimensiones que íbamos descubriendo. Uno de los proyectos de actividad concreta fue el comenzar a elaborar nuestros propios textos para el blog, de lo que surgieron crónicas hechas por nosotras de eventos a los que habíamos asistido y que recorrían temáticas de nuestro interés, reflexiones de todo tipo, entrevistas, etc. Concretamos entonces otro de nuestros objetivos que era generar conocimiento a partir del blog con un estilo propio.
Luego de interpelar a nuestro entorno, creímos necesario llevar a cabo la transformación del mismo, es decir, poner en práctica todo lo que habíamos leído. Gracias a Jean Shinoda Bolen sabíamos que los círculos eran un espacio eficaz para plantear actividades donde se propiciase la palabra, donde no hubiera jerarquías, donde las mujeres comenzaran a conocer y conocerse. Le dimos forma entonces a la idea de los Círculos de Lectura para Mujeres, que actualmente llevamos a cabo en San Vicente, provincia de Buenos Aires. El proyecto sigue en pie, y debido a lo que se ha generado hemos buscado otros. La confección de la Manta Yoni, actividad que estamos llevando a cabo, tiene que ver con la representación de las propias vulvas, y es gracias a Raquel y Elena de Jardín en la Luna, que nos permitieron realizarla en Argentina, que lo estamos haciendo posible. Este proyecto tan ambicioso une a mujeres de todo el país, Latinoamérica y el mundo, y vuelve a darnos el pie para pensar y accionar en torno a la concepción que tenemos respecto a nuestros cuerpos; como mujeres y también como sociedad. Casi como una cadena que va uniendo todas las acciones, proyectamos la realización de talleres con el eje puesto en la menstruación consciente y la ginecología natural: vimos la importancia de poner sobre la mesa estos temas a raíz del documental “La Luna en Ti”, y buscar realizar un emprendimiento autogestivo como es realizar nuestras propias toallitas higiénicas de tela. Luego también, los recorridos vivenciales de otras integrantes del grupo nos llevaron a formar parte del debate en torno al parto respetado y su difusión, por lo que estamos convocando actividades también en ese sentido. La idea es investigar todas las experiencias que recorremos en tanto mujeres y analizar de qué forma podemos hacer nuestros propios esquemas, revirtiendo el orden patriarcal.
Llegamos al final de este año con muchas gratas sorpresas por parte de compañeras que fuimos encontrando en el camino,quienes nos ayudaron desde donde pudieron y confirmaron esa certeza que tenemos y es que la lucha es una experiencia motivadora si se vive con otras. En este sentido, agradecemos a todas esas mujeres que transitaron este 2013 junto a nosotras: leyendo los artículos, proponiendo temas, compartiendo la información, comentando o estando en contacto con mensajes de apoyo y afecto, profesionales o no que nos brindaron entrevistas, artistas, etc. Los círculos se siguen formando, los proyectos creciendo y creándose nuevos y las expectativas y metas para lo que queda por hacer nos seguirán impulsando hacia adelante: abriendo caminos, tejiendo redes.
martes, 31 de diciembre de 2013
martes, 24 de diciembre de 2013
Doña Emma
Doña Emma fue la abuela de Rubén Blades, la persona que lo marcó
fundamentalmente. La personalidad compleja de esta mujer que reivindicaba la
educación de la mujer y su autonomía, se correspondía también con una rica
concepción del mundo: practicaba yoga y el vegetarianismo en los años ’30.
por Julia Ruppel
"Mi abuela Emma era del carajo.
Siempre me decía que la peor pobreza era la espiritual, la de aquellos que vivían en un gueto emocional.
Era maestra, escritora, pintaba, defendió los derechos de la mujer, fue rosacruz, espiritista, vegetariana en la década de los treinta.
Pasó mucho tiempo conmigo y me enseñó a leer.
Mi abuela me inculcó el sentido de la justicia donde todos podemos formar parte de la solución, desde esa perspectiva he desarrollado mi vida y es la base que me ayuda a seguir adelante
Tuvo cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, y como no tenía dinero para mandarlos a todos a la escuela, porque se divorció de los dos hombres y no quería aceptar plata de ellos, mandó a la escuela a las dos mujeres y a los hombres les enseñó en la casa.
Las mandó a ellas porque decía que el mundo era de los hombres, y que las mujeres tenían que prepararse mejor".
Rubén Blades
El otro día escuché en la radio un tema de Rubén Blades. Como no sabía de cuál de todos sus discos era, googlé el nombre de esta multifacética personalidad y de paso leí su biografía en Wikipedia. Una tremenda sorpresa me llevé al enterarme de quien fue su abuela paterna, Emma Blades Bosques, << espiritualista, rosacruz, pintora, poeta y feminista; ella le enseñó a leer y a estar en contacto con diversas formas de pensamiento >>.[1] Su nombre completo era Emma Andrea Bosquez Aizpuru, hija de Tomás Bosquez y Adela Aizpuru, quien era nieta de Rafael Aizpuru, un militar neogranadino quién ocupara en diversas ocasiones la presidencia del Estado Federal de Panamá, siendo un caracterizado opositor del centralismo colombiano.[2] Esta maravillosa mujer ejerció una fuerte influencia en la vida de Rubén, quien luego le dedicaría siempre hermosas palabras y hasta bellas canciones. En palabras del artista: << Mi abuela Emma me inculcó el sentido de la justicia donde todos podemos formar parte de la solución, desde esa perspectiva he desarrollado mi vida y es la base que me ayuda a seguir adelante >>.[3]
Desde que Rubén era pequeño, Emma se encargó de que aprendiera a leer y a escribir, por lo que a los cuatro años él ya sabía hacer ambas cosas. Si bien no existen demasiados datos sobre esta polifacética mujer, gracias a Paula C –ex pareja de Rubén-, podemos tomar una frase que seguiría apuntando a lo adelantada que fue Emma para su época y la influencia que tuvo en la vida de su nieto: "Ella le enseñó a leer y a escribir. Lo enseñó a pensar por sí mismo, a hacer lo correcto y a no preocuparse por convenciones".
Divorciada dos veces y con cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, decidió que no iba a aceptar dinero de sus ex maridos, por lo que envió a la escuela a las mujeres y a los hombres les enseñó en su casa, ya que consideraba que la necesitarían a lo largo de su vida más que sus hijos varones.[4] Para ella << El mundo estaba hecho por los hombres para los hombres >>. La falta de dinero no iba a ser un problema que denostara su independencia. Decidió encargarse sola de la educación de sus hijos, la cual consideraba fundamental, sobre todo la que fomentara el libre pensamiento.
Si tenemos en cuenta los datos, la abuela de Rubén tenía 25 años cuando corría el año 1910, por lo que realmente su perfil de libre pensadora se demuestra con esta filosofía de vida que profesaba. En los años 30, Emma gozaba de una compleja visión del mundo: practicaba el vegetarianismo y el yoga en su casa. Según su nieto, ella era rosacruz. Todo ese entramado de pensamientos, creencias y formas de encarar la vida que habitaban en Emma fueron transmitidas a Rubén Blades, quien pasaba gran parte del tiempo con ella debido a que sus padres Rubén Darío y Anoland tenían que trabajar.
En el año 1948 cuando Rubén nació, Emma tenía 63 años. Como describe Sandra La Fuente: "Entre las primeras imágenes de su memoria está un niño de cinco o seis años, de caminata con su abuela por el casco viejo de ciudad de Panamá, recorriendo los teatros: Variedades y El Dorado, la Plaza Amador, Las Bóvedas, el mar de frente". [5] Para su nieto, fue la gran educadora, le dio un marco de amor, intelectualidad y profundidad filosófica y artística a su vida. Le allanó el camino para que pudiera involucrarse con la música e incluso le comunicó la importancia del cine. Nunca Emma dio el mensaje a Rubén de que el dinero lo era todo, sino que por el contrario lo animó a enriquecer su mente y su espíritu: "Aunque nací en una pensión, siempre recuerdo a mi abuela cuando decía que la peor pobreza es la del espíritu y la mente. Que el hecho de estar limitado económicamente no era sinónimo de vivir como un animal o sentirte menos. Con ella aprendí que la educación es un proceso que nunca termina".
Rubén ha escrito para su abuela canciones, y le ha dedicado hermosas frases. Fue muy lindo encontrarme esta tarde de sábado con la información de que Doña Emma existió, que vivió de la forma que lo hizo y que es tan admirada por su nieto por el papel que desempeñó en su vida y en la de ella propia como mujer.
Existieron mujeres cuyas formas de vivir fueron silenciadas, pero que se abrieron paso en esta sociedad de valores paternalistas. Doña Emma fue una de ellas.
Desde que Rubén era pequeño, Emma se encargó de que aprendiera a leer y a escribir, por lo que a los cuatro años él ya sabía hacer ambas cosas. Si bien no existen demasiados datos sobre esta polifacética mujer, gracias a Paula C –ex pareja de Rubén-, podemos tomar una frase que seguiría apuntando a lo adelantada que fue Emma para su época y la influencia que tuvo en la vida de su nieto: "Ella le enseñó a leer y a escribir. Lo enseñó a pensar por sí mismo, a hacer lo correcto y a no preocuparse por convenciones".
Divorciada dos veces y con cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres, decidió que no iba a aceptar dinero de sus ex maridos, por lo que envió a la escuela a las mujeres y a los hombres les enseñó en su casa, ya que consideraba que la necesitarían a lo largo de su vida más que sus hijos varones.[4] Para ella << El mundo estaba hecho por los hombres para los hombres >>. La falta de dinero no iba a ser un problema que denostara su independencia. Decidió encargarse sola de la educación de sus hijos, la cual consideraba fundamental, sobre todo la que fomentara el libre pensamiento.
Si tenemos en cuenta los datos, la abuela de Rubén tenía 25 años cuando corría el año 1910, por lo que realmente su perfil de libre pensadora se demuestra con esta filosofía de vida que profesaba. En los años 30, Emma gozaba de una compleja visión del mundo: practicaba el vegetarianismo y el yoga en su casa. Según su nieto, ella era rosacruz. Todo ese entramado de pensamientos, creencias y formas de encarar la vida que habitaban en Emma fueron transmitidas a Rubén Blades, quien pasaba gran parte del tiempo con ella debido a que sus padres Rubén Darío y Anoland tenían que trabajar.
En el año 1948 cuando Rubén nació, Emma tenía 63 años. Como describe Sandra La Fuente: "Entre las primeras imágenes de su memoria está un niño de cinco o seis años, de caminata con su abuela por el casco viejo de ciudad de Panamá, recorriendo los teatros: Variedades y El Dorado, la Plaza Amador, Las Bóvedas, el mar de frente". [5] Para su nieto, fue la gran educadora, le dio un marco de amor, intelectualidad y profundidad filosófica y artística a su vida. Le allanó el camino para que pudiera involucrarse con la música e incluso le comunicó la importancia del cine. Nunca Emma dio el mensaje a Rubén de que el dinero lo era todo, sino que por el contrario lo animó a enriquecer su mente y su espíritu: "Aunque nací en una pensión, siempre recuerdo a mi abuela cuando decía que la peor pobreza es la del espíritu y la mente. Que el hecho de estar limitado económicamente no era sinónimo de vivir como un animal o sentirte menos. Con ella aprendí que la educación es un proceso que nunca termina".
Rubén ha escrito para su abuela canciones, y le ha dedicado hermosas frases. Fue muy lindo encontrarme esta tarde de sábado con la información de que Doña Emma existió, que vivió de la forma que lo hizo y que es tan admirada por su nieto por el papel que desempeñó en su vida y en la de ella propia como mujer.
Existieron mujeres cuyas formas de vivir fueron silenciadas, pero que se abrieron paso en esta sociedad de valores paternalistas. Doña Emma fue una de ellas.
[2] España,
Fernando en: http://salsaglobal.ning.com/profiles/blogs/do-a-emma-la-abuela-colombiana-de-blades
[5] La Fuente, Sandra. Las Vueltas de Rubén Blades. Revista
Gatopardo. Diciembre 2009. Ciudad de México, México.
sábado, 21 de diciembre de 2013
Sobre el desconocimiento del cuerpo en las mujeres*
« En este mismo momento, en el lugar donde se encuentra, hay una casa que lleva su nombre. Usted ha sido siempre el único propietario, pero hace ya mucho tiempo que perdió las llaves. Así que se queda fuera, no conoce de ella más que la fachada. Usted no vive en ella. Esta casa, refugio de sus recuerdos más esquivos, más reprimidos, es su cuerpo »
Thérèse Bertherat, El cuerpo tiene sus razones.
*Extraído del libro El cuerpo tiene sus razones. Autocura y antigimnasia de Bertherat, T**. y Bernstein, C.
¿Y las
mujeres? ¿Y ese problema, confesa o inconfesado, crónico u ocasional, presumido
o aceptado, individual o universal, ese << falso problema >> en el
que tantas mujeres expresan su verdad profunda: la frigidez?
Algunos
médicos, ginecólogos o psicoanalistas me han enviado a mujeres oficialmente
etiquetadas como “frígidas”. Porque << la gimnasia no les hará daño y,
por otra parte, eso las distraerá, las ocupará, les hará gastar energía
>>. (¿No comprenderán nunca que la gimnasia es precisamente lo que yo no
hago?)
Mujeres que
sin duda alguna son lo que nos empeñamos en denominar frígidas, aunque no se
quejen de ello abiertamente (o por lo menos, no a mí), las veo diariamente en
mis grupos, en la calle, en las reuniones, por todas partes.
Pero ¿qué
son todas esas mujeres? ¿Qué es esa célebre frigidez? La frigidez, en una
palabra, es la rigidez. Esas mujeres no son frígidas: son rígidas.
No, no hay
ninguna brusquedad en mi actitud. No, no carezco de compasión, de comprensión.
No, no me esfuerzo por mostrarme simplista. No, no soy desleal. Soy feminista y
preconizo la movilización de las mujeres. Pero no sólo en células militantes.
Preconizo la movilización – la puesta en
movimiento - de los cuerpos de todas las mujeres, porque sólo en el interior de
su cuerpo, de su cuerpo móvil, viviente, podrán encontrar la fuerza, la
posibilidad de ser felices.
Una mujer
que hoy proclama: << Mi cuerpo me pertenece >>, se hace ilusiones
en la mayoría de los casos. No porque su cuerpo haya dejado de pertenecerle a él
– al macho opresor – le pertenece a ella forzosamente. Decir << mi cuerpo
me pertenece >> supone que, a través de la toma de conciencia de ese
cuerpo, la mujer haya tomado posesión de él. Para que su cuerpo le pertenezca,
tiene que conocer sus deseos y sus posibilidades y atreverse a vivirlos.
Únicamente cuando una mujer se vive a sí misma (igual que un hombre, por lo
demás) se niega a ser << vivida >>. Sólo cuando uno se conoce
profundamente se niega a ser << vivido >> y trata al fin de conocer
al otro.
Cuando una
mujer de hoy se cree frígida, abandona a veces al compañero al que juzga como
causa de su insatisfacción y reclama lo que se complace en llamar la <<
libertad sexual >>. Entonces busca, o bien a otros hombres más sensibles
o más imaginativos, o bien a otras mujeres, creyendo que, a través de ellos,
logrará descubrir su cuerpo, el verdadero.
A veces,
ese cambio resulta eficaz. En efecto, era el otro el que le impedía revelarse a
sí misma. Pero eso ocurre raramente. Lo normal es que se encuentre, antes o
después, frente al mismo problema. Sigue sin vivir su vida porque sigue sin
vivir su cuerpo. No ha elegido a sus nuevas parejas con toda libertad y en
función de sus verdaderos gustos. No sabe lo que le gusta; lo único cierto es
que no le gusta su cuerpo. Insatisfecha y sin saber a qué satisfacer, se cree
<< estrujada >>, pero no se da cuenta de que ella es su propio
verdugo.
¿Cómo
procedo cuando un ginecólogo me envía a una mujer que se queja de frigidez
aunque él no encuentra ninguna razón fisiológica, ni vaginitis ni obstrucción
de ningún género?
La inscribo
en un grupo para que no se sienta aislada dentro de un problema obsesivo,
vergonzoso, y para que descubra en el movimiento cómo vive o, mejor dicho, cómo
no vive en su cuerpo.
Una vez
echada de espaldas en el suelo, una de las primeras cosas que observo en una
mujer catalogada como frígida es que el movimiento de sus costillas resulta
casi invisible. No respira. El diafragma permanece rígido, inmóvil, agarrotado
en la espalda y fijado por delante. Se diría que hace años que apenas se sirve
de él. No se ofrece el oxígeno necesario para producir la energía suficiente.
Su escasa energía mínima circula tan mal a través de su cuerpo que se le oye
decir con frecuencia que carece de energía o, en todo caso, que no alcanza la
dosis normal. Como si la energía viniese del exterior y ella no recibiese
bastante. Pero la energía se produce, y el oxígeno, elemento necesario para su
producción, no se recibe. Se toma. Como el placer.
Aún recuerdo
la respuesta de la señora Ehrenfried a una chica que se quejaba de frigidez y
preguntaba si no se podría hacer algo al respecto. La señora Ehrenfried levantó
irónicamente una ceja y, tras una larga respiración, le dijo:
-
Res-pi-re
Según
Reich, << la espiración profunda provoca espontáneamente la actitud de
abandono (sexual) >>[1]
. Por lo demás, cualquiera puede demostrárselo a sí mismo en cualquier momento.
Basta con espirar plenamente, largamente, y la región pelviana comenzará a
desplazarse hacia adelante… Siempre que uno admita que tiene una región
pelviana y que dicha región es móvil.
Pero
volvamos al grupo y a nuestra mujer frígida echada boca arriba. Digo a todo el
mundo que doble las rodillas y coloque los pies apoyados en el suelo. Luego,
que levanten la pelvis hacia adelante, hacia el techo. En la mujer frígida, se
produce una confusión total. Como M., el muchacho sin mirada, concentra su
fuerza, se apoya en los pies y levanta el cuerpo entero, desde los omóplatos.
Si es muy ambiciosa, lo iza desde los hombros, desde la cabeza. ¿Y la pelvis?
Ahí está, suspendida, rígida, en algún lugar de esa larga plancha a la que ella
llama su cuerpo.
Empezamos
de nuevo. Otra vez boca arriba, con las rodillas todavía dobladas, los pies
todavía apoyados en el suelo. Pido que no se apresuren, que busquen – palpando
si es necesario – la pelvis. ¿Dónde comienza? ¿Dónde termina? ¿Por dónde se
une, mediante los músculos y los huesos, el conjunto del cuerpo? ¿Cómo se
articula? Observo que se patalea un poco, que aparecen expresiones de perplejidad,
que se hacen grandes esfuerzos de concentración. Digo entonces que empujen la
pelvis hacia adelante, solamente la pelvis.
La mujer
frígida no se mueve. Su pelvis no se adelanta independientemente de los muslos
o del abdomen. Y no sólo no adelanta. Retrocede… La espalda está incurvada; la
pelvis, retraída, se niega a moverse hacia adelante y hacia arriba. Tal es la
actitud natural del orgasmo, esa curva continua hacia adelante, ese movimiento
ondulatorio que hace aproximarse cabeza y pubis. Ella no puede hacerlo, no sabe
que puede hacerlo, se lo niega a sí misma. Su pelvis no trata de ser llenada.
Al contrario. Nada de extraño, pues, en que se diga << vacía >>.
Nada de extraño en que no se sienta colmada.
Mover la
pelvis de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, sí que sabe. La mueve
al caminar y, a veces, de manera muy exagerada, como en el cine. Sabe que
menear las nalgas hace muy femenino, sensual, y que el talle quebrado, las
nalgas salientes atraen las miradas. Le gusta recibir las miradas. Recibir, eso
es lo único que espera. Pero ser exclusivamente un receptáculo no es una vida,
en todo caso no una vida de mujer. Y cuando se da cuenta de que no vive una
verdadera vida de mujer, se dice << frígida >>. Pero yo digo que
está rígida, envarada, retraída, lejana, rechazante y, en cierto sentido,
reaccionaria. Yo digo que poder articular el falso término << frígida
>> no le sirve para nada si no sabe que su pelvis está articulada, que su
pelvis, albergue de órganos sexuales variados y potentes, es capaz de avanzar al encuentro del placer, que tiene
que conquistar.
Conquistar
el placer. Al fin un término justo. El placer se conquista. Como el poder, el
verdadero. No el que se arrebata al otro y que le priva el suyo, no el que
tienen a bien concederos si tenéis a bien recibirlo. Para conquistar el placer,
para conquistar el poder, es decir, para asumir y ejercer el propio poder, el
poder sobre la vida y sobre la propia vida, el primer paso consiste en tomar
conciencia de su cuerpo.
Ahora bien,
¿no es incongruente hablar del poder del cuerpo femenino? ¿De su potencia? ¿Acaso
la potencia no pertenece exclusivamente a los hombres ya que, cuando un hombre
se ve privado de ella, se le califica de << impotente >>? Jamás se
dice que una mujer es << impotente >>. Cuando la carga energética,
el movimiento espontáneo, la fuerza vital, la capacidad del orgasmo, de una
mujer están inhibidos, se llama << frígida >>. Como si una mujer
sin trabas no fuese más que << caliente >>, mejor que potente. ¿Por
qué ese criterio de temperatura en relación con las mujeres en lugar de un
criterio de acción? ¿Y por qué las mujeres de hoy, que rechazan tantos términos
<< falocráticos >>, aceptan que se continúe llamándolas <<
frígidas >>? ¿Cómo hacerles comprender que ese poder femenino que
reclaman, que esperan que el mundo masculino les conceda, se encuentra de hecho
en potencia en el cuerpo de cada mujer… y que a la mujer le toca descubrirlo y
atreverse a ejercerlo?
Pero
volvamos una vez más a los grupos y a los esfuerzos por ayudar a la mujer
rígida, a la mujer impotente, a tomar conciencia de su cuerpo, de su
sexualidad.
Trabajamos,
pues, para liberar la pelvis. Es largo, con frecuencia muy largo y, en
ocasiones, no se consigue en absoluto. Pero cuando la mujer rígida empieza a
encontrar, a sentir las articulaciones que se desconocía, cuando empieza a
lograr moverse aunque no sea más que un poquitín, se siente de pronto
angustiada. Con la garganta reseca, las palmas húmedas, la invaden los sudores
fríos del pánico. Libre al fin de sus antiguas defensas, ya no se reconoce, no
sabe en qué cuerpo habita. A veces, el miedo y el rechazo espontáneo (y
momentáneo) de su nuevo estado se traducen en una expresión verbal: << Si
de lo que se trata es de aprender la danza del vientre, yo no, muchas gracias…
>>. O bien: << Una vez asistí a un espectáculo de striptease. ¡Qué vulgaridad…! >>.
Estas
reacciones me recuerda la historia de los comienzos de Elvis Presley, llamado
en aquella época << Elvis the Pelvis >>. Él fue el primero, el
primer blanco al menos, en cantar mientras, detrás de su guitarra, su región
pelviana relajada (algunos preferían decir desencadenada) bailaba el rock and
roll (balanceo y contoneo). Una alumna americana me contó que el debut de Elvis
Presley en la televisión de Estados Unidos había desencadenado un drama. La
cámara que fotografiaba al joven Elvis, primero de cuerpo entero en un plano
general y luego en un primer plano sobre el centro del cuerpo (con la intención
de mostrar sus manos sobre la guitarra), había dirigido enseguida la cámara
sobre su rostro, donde continuó en plano fijo hasta el final del número. Al día
siguiente, polémicas en todos los periódicos. A favor o en contra de la
<> a las horas de gran escucha, a favor o en contra de la
<< censura >> ejercida por la cámara…
De cuando
en cuando, la mujer hasta ahora rígida no trata de defenderse. No se indigna,
no se censura. Simplemente deja que la descubran. En medio del grupo, permanece
sola, asombrada, feliz, en el silencio particular de quienes, al fin, se
encuentran a la escucha de su cuerpo.
Pero la
sexualidad no se descubre o se << trata >> tan sólo en los órganos
genitales, ya que no es únicamente en los órganos sexuales donde se sitúa. El
cuerpo constituye una vasta red sexual. Creer que la sexualidad se limita al
sexo supone tener de su cuerpo una visión fragmentaria particularmente dañina.
Desde hace
algún tiempo, trabajo con mis grupos la cabeza, sus orificios. Pido, por
ejemplo, a mis alumnos que cierren la boca y respiren únicamente por la nariz.
Así lo hacen. Amablemente, educadamente, metódicamente. Hasta que se hartan. Se
aburren. Comienzan a mirarme como diciendo: << ¿Y ahora, qué? >>.
Entonces les pregunto si sienten algo. No, no sienten nada; no hay nada que
sentir. ¿Y el aire? ¿Cómo? El aire. En las ventanas de la nariz. El aire que
entra en las ventanas de la nariz. ¿Dónde lo sienten? ¿En la punta de la nariz?
¿Cerca de los ojos? Hacen muecas,
aspiran, dejan paso a dos chorritos de aire, cantando por las narices como si
tocasen un instrumento, como hacían sin duda cuando eran pequeños. Algunos se tapan una ventana o se meten un
dedo dentro. Así descubren que tienen dos agujeros en la nariz y que el aire
penetra en ellos, y que pueden sentir cómo entra, y que pueden sentir cómo
sale. Algo insignificante, pero que para algunos supone una revelación… Una
revelación turbadora. Cruzan las piernas, se ruborizan, tratan de esconder su
turbación, adoptan la postura de adolescentes de otra época. Han descubierto
que tienen dos agujeros en la nariz y que el aire entra y sale por ellos, y de
pronto se sienten de manera distinta, y de pronto miran furtivamente en torno
suyo y no saben lo que les pasa.
Aprovecho
la ocasión. Les digo que relajen la mandíbula, que dejen la boca abierta.
Algunos se resisten al principio: << Vamos a babear >>. Les
respondo que babear no tiene nada de grave. Les pido luego que saquen la
lengua. Veo salir pequeñas puntas por entre labios aplastados. Les advierto que
una lengua es una cosa muy larga, que la dejen colgar en toda su longitud. No,
más larga todavía. Bien. Y luego que dirijan la lengua hacia la barbilla, bajo
la barbilla. Y luego hacia la nariz. Y luego hacia la mejilla derecha, hacia la
mejilla izquierda. Y luego que le hagan trazar el circuito
nariz-mejilla-mentón-mejilla en un movimiento continuo.
Son raros
los que aceptan inmediatamente. Se sirven de la lengua para quejarse. <<
Es que me mojo la cara. >> << Me hago daño. >> << Esto
es ridículo. >> A pesar de todo, la mayoría acaba por intentarlo. Más o
menos. Pero hay algunos, algunas, que se niegan categóricamente. Con la
mandíbula envarada, el aire furioso o dolorido, esperan inmóviles, rígidos,
clavados, resueltamente acorazados hasta los dientes, a que la sesión termine.
Y a veces, no vuelven más.
El cuerpo
sabe que es un todo, que un orificio evoca otro, que una sensación en un
orificio de la cabeza provoca sensaciones en los orificios genitales, que la
toma de conciencia de una parte saliente –nariz, pie, mano, lengua, falo-
despierta la conciencia de otra. No obstante, si no se quiere admitir lo que
dice el cuerpo, uno dispone de todo su tiempo, de toda su vida para obligarle a
callar o para insensibilizarse a sus mensajes.
Continuemos.
Digo a mis alumnos que se echen boca arriba y que relajen de nuevo la
mandíbula. Entretanto, algunos han comprendido que la mandíbula se parece mucho
a la pelvis en sus posibilidades de movimiento, que puede también ser mantenida
en retracción, fijada, agarrotada, en una posición de retroceso, de miedo. Esta
asociación facilita en unos y dificulta en otros la relajación que solicito,
pero, por el momento, digamos que lo consiguen. Entonces les explico que esta
vez se trata de sentir la lengua en la boca, de sentir la amplitud de la
lengua, el espesor de la lengua en reposo dentro de la boca.
Al
principio, no saben qué hacer con la lengua. La pegan al paladar o la retraen
hacia las amígdalas. Pero, poco a poco, le dejan vivir su verdadera vida de
lengua en reposo, que no tiene otra cosa que hacer que hincharse, extenderse,
llenar la boca hasta que no le quede lugar y desborde de ella.
Frecuentemente,
se nota entonces que se extiende por la habitación un gran, un espeso silencio.
Los ojos se cierran. Los cuerpos cobran peso, se aplastan contra el suelo.
Incluido el cuerpo de la mujer impotente, siempre que ella se permita tomar
conciencia de su lengua en el interior de la boca. (Por otra parte, si se
procede al balanceo de la pelvis en ese momento se da a menudo una menor
resistencia.) En cierta ocasión, llevé a cabo la experiencia de la lengua
gruesa y ancha dentro de la boca con una mujer embarazada, que me dijo más
tarde, sin añadir ninguna explicación:
-
Eso
me ayudó mucho durante el parto.
El trabajo
sobre la toma de conciencia de los orificios no se detiene, sin embargo, en la
cabeza. Recientemente, en un grupo en que por azar no había más que mujeres
–una de ellas << oficialmente >> impotente y sometida a
psicoanálisis desde hacía varios años-, propuse que trabajásemos los orificios
<< interiores >>. Tras decidirme a interpretar su silencio como un
asentimiento, les dije simplemente:
-
Abran
los tres orificios.
Ante la
perplejidad general - ¿es que no sabían que tenían tres?- añadí:
-
El
ano, la vagina, la uretra. Abran los tres a la vez. Más aún. Ahora ciérrenlos.
Apriétenlos. Ábranlos de nuevo, pero lenta, ampliamente. Dense bien cuenta de
que dominan sus músculos, oblíguenlos a efectuar movimientos regulares,
precisos.
Les aseguré
que no se trataba de realizar proezas sobrehumanas (como la del yogui, que, según se dice, llega
a << beber >> por la uretra), sino de tomar conciencia de la
potencia muscular normal, de efectuar conscientemente los movimientos que
hacían, o no hacían, automáticamente.
Claro está
que no me era posible apreciar sus esfuerzos con mis propios ojos, de la misma
manera que ellas no podían comprobarlos con los suyos. (Ese desconocimiento del
cuerpo tan común en las mujeres ¿no se deberá al hecho de que sólo ven las
zonas íntimas de su cuerpo si se deciden a mirarlas, de que no las tocan
directamente con la mano salvo si se resuelven a hacerlo y de que, desde su
primera infancia, se reprimen sus exploraciones visuales y táctiles?)
De la
eficacia de esos movimientos (que un alumno se ha divertido en llamar los
<< sexercicios >>) he obtenido muchas pruebas. Sin embargo, estoy
obligada a decir que ciertos alumnos –fieles, no obstante, desde hace mucho
tiempo- no comprenden nada de ellos. Por ejemplo, una mujer joven y vivaracha,
siempre a la última moda, se quejaba un día a una amiga en el momento de
vestirse:
-
Me
gusta venir a las clases. Pero no son eróticas. Nunca se habla de los senos.
¡Como si el
erotismo se situase en los senos! ¡Como si el seno del erotismo, que no puede
ser más que el cuerpo entero, estuviese centrado exclusivamente en los senos!
Sabía muy bien que la moda de aquella temporada era << retro >>,
pero ¿había adoptado hasta tal punto las convenciones mamalógicas del cine
americano de los años cincuenta? Claro está que los senos << cuentan
>>, que ostentan la prioridad en todas las listas de zonas erógenas
fichadas. Pero para tomar conciencia del potencial erótico de los senos, no hay
apenas necesidad de seguir un curso. Una ligerísima ráfaga de aire fresco, una
mano (incluso la propia) que los roza (incluso accidentalmente) son
suficientes.
En la
sesión siguiente, no pude resistir a la tentación de dirigirles un pequeño
discurso. Expliqué que en mis clases se tomaba conciencia del cuerpo a través
del movimiento muscular y que, si no se trabajaban directamente los senos, se
debía a que se componían de piel, grasa y una glándula. Al pretender <<
fortificarlos >> o impedirles caer a través de las contracciones y las
extensiones clásicas, sólo se consigue desarrollar los pectorales es decir,
hinchar los músculos por detrás y por encima de los senos. Resultado: un pecho
musculado y unos senos tan fláccidos como al principio.
Se trata,
pues, de no preocupare por los senos en sí mismos, sino de verlos en su
<< medio ambiente >>, considerándolos particularmente en relación
con los hombros. Flexibilizar los trapecios, permitir ensancharse los hombros,
modifica el emplazamiento de los senos, los levanta y mejora la armonía en las
proporciones de la parte superior del cuerpo. En cuanto a la firmeza de la
glándula del seno, ninguna acción sobre el seno mismo influye lo más mínimo.
Para que unos senos sean firmes, para que la sangre circule por ellos
libremente, es preciso que todo el organismo goce de salud.
Comprendí
la extrema seriedad del problema de la impotencia sexual –como el de la
conciencia fragmentaria del cuerpo- al tratar a una persona que sufría de
deformaciones muy graves: la señorita O.
Un rostro
redondo, liso, sin sombras. Una mirada ingenua. Yo no sabía en absoluto qué
edad echarle cuando me pidió que lo adivinase durante nuestra primera
entrevista. Teniendo en cuenta algunos cabellos blancos entre sus largos bucles
castaños, su cuerpo más bien fláccido y su ropa de institutriz << a la
antigua >>, respondí que sobre la cuarentena. Con los ojos bajos,
enrojeciendo de placer, me dijo que tenía cincuenta y nueve años. A mí me
parecía más desdichado que halagador el poseer una cara de jovencita a esa
edad, pero me callé. Me entregó una nota de su médico y, mientras yo trataba de
leerla, se lanzó en el relato de su vida con una voz monótona, como si la
hubiese contado muchas veces en situaciones similares. Vivía con mamá, que se
encontraba muy bien, a Dios gracias, porque era necesario que alguien se
ocupase de la compra y del arreglo de la casa, y ella, a causa de su
enfermedad, sólo salía para someterse a tratamiento. Las dos habitaban desde
siempre, a Dios gracias, en un apartamento de una planta baja. Ella se parecía
como una gota de agua a mamá y nada en absoluto a papá, que se había <<
ido >> antes de que ella naciese y que no había dejado tras él más que el
apartamento y una foto que se diría Rodolfo Valentino. Tiempo atrás, había
trabajado en una escuela maternal, no como maestra, << ya se lo puede
usted imaginar >>, sino en la administración, en los ficheros. Más tarde,
trabajó en La Paternal, << es
divertido, ¿verdad? >>, donde se ocupada de las fichas correspondientes a
los accidentados del trabajo. Y después, nada;
tenía demasiados dolores. Ya no podía andar; el pie estaba completamente
rígido. Por eso hacía diez años que vivía en casa con mamá, que se encontraba
muy bien, a Dios gracias.
Sonó el
teléfono. Era su médico, que creía que ella no estaba citada hasta el día siguiente.
Me confesó su perplejidad ante su caso. ¿Padecía una descalificación, una forma
de esclerosis en placas, las consecuencias de un accidente infantil cuya
gravedad nadie había advertido o una secuela de la polio? No creía demasiado en
esas posibilidades, pero no estaba seguro de nada. La había sometido a todos
los tests posibles e imaginables, la había enviado a un sinfín de
especialistas, pero nadie había formulado un diagnóstico convincente.
Colgué y
pedí a la señorita O. que se levantase y diese algunos pasos. No podía levantar
el pie izquierdo. Por lo tanto, apoyaba exclusivamente la punta del pie en el
suelo, nunca el talón. El otro pie, vuelto exageradamente hacia el interior,
era un montón de callosidades, de pieles muertas, con los dedos deformados,
crispados, aplastados los unos contra los otros. Caminaba con ayuda de un
bastón y le costaba un gran esfuerzo.
La ayudé a
echarse en el suelo y a alzar las piernas en ángulo recto. No me resultó
demasiado difícil, aunque las rodillas se volvieron todavía más hacia dentro.
Los aductores, << músculos de la virginidad >>, que, partiendo del
pubis, descienden por el interior de los muslos, presentaban una asombrosa
rigidez y mantenían las piernas estrechamente apretadas.
-
Por
las noches, me dan unos calambres horribles en el interior de los muslos. A
menudo me despiertan en pleno sueño. Siempre tengo el mismo sueño.
No dije nada, esperando a que continuase.
-
Sueño
que caigo.
Bien. Cogí sus pies entre mis manos y le pedí
que apretase todavía más las piernas. Dejó escapar un grito de dolor, intentó
moverse en todos los sentidos. La parte delantera de los muslos formaba una
bola. Le dije que lanzase el talón del pie izquierdo hacia el techo. Indignada,
me respondió:
-
Pero
¿se cree que he venido aquí para esto? Usted sabe que me es imposible…
Le propuse
hacerlo en su lugar. El pie se resistía. Insistí. Se esbozó un ligero
movimiento. Seguí insistiendo y el pie cedió, sostenido exclusivamente por la
punta de mis dedos. ¿De manera que el pie se movía? En consecuencia, podía
moverlo. Le sugerí entonces que lo hiciese ella sola. Otra vez la indignación.
No podía, así que no había más que hablar.
Le apoyé
los pies –las piernas seguían en ángulo recto con el suelo- contra el respaldo
de una silla y me dediqué a trabajarle la nuca. Se quejaba de tener la boca
seca. Le dije que girase la cabeza de derecha a izquierda. Protestas y gritos.
Cuando al fin dejé sus piernas, emitía gemidos entrecortados. Violentos
temblores espasmódicos agitaban los aductores. Temblando de frío, murmuró:
-
Me
está usted destrozando. Usted me mata.
Le eché
encima una manta y me senté a su lado. Le expliqué que sus músculos eran
capaces de moverse, que podían doblar y desdoblar el pie, pero que ella no les
enviaba las órdenes adecuadas.
-
Entonces,
la causa se encuentra sin duda en la cabeza –dijo-. ¡Tengo una lesión de
cerebro!
Le pregunté
si lo creía así verdaderamente. Dos profundas arrugas se marcaron entre sus
ojos. Me dirigió una mirada nueva. Con una voz que no reconocí, dijo:
-
No,
no tengo ninguna lesión de cerebro. Pero la cosa ocurre en mi cabeza, ¿no es
cierto?
Le expliqué
que cuerpo y cabeza constituyen un todo fiel e íntegro. Le propuse que viniese
regularmente y le sugerí que podría conseguir grandes progresos. Aceptó,
añadiendo a continuación:
-
Ya
lo verá. Le dejaré hacer cuanto quiera.
Le respondí
que, en ese caso, no lograría nada, que era ella quien tenía que realizar el
trabajo. Lo comprendió muy bien. No era en absoluto tan torpe como pretendía
aparentar. Se llevó una mano a la frente, se la pasó por los párpados, por la
mejilla, por la boca. Tras su máscara de muñeca, se escondía una mujer que
había esperado durante cincuenta y nueve años para empezar a tener un rostro. Y
con respecto a su cuerpo, ¿cuánto tiempo tendría que esperar todavía antes de
descubrir que poseía un cuerpo de mujer?
Cundo se
marchó, me sentí nerviosa, acorralada, asediada por la tristeza. Françoise Mézières afirma que nunca es tarde para
tomar conciencia del cuerpo, para descubrir en sí mismo el coraje, la
combatividad, la potencia vital. Pero al pensar en la señorita O., en esa larga
muerte que había durado toda su vida, me dije que también que nunca es
demasiado pronto para tomarle miedo al cuerpo, un miedo paralizante, suicida.
Miedo al
cuerpo…, miedo a las palabras… A veces, ambos son indisociables. Quien no tiene
más que una conciencia fragmentaria y fugitiva de su cuerpo, quien únicamente
lo conoce desde el exterior, se ve obligado a pegar una etiqueta en el
embalaje, y el término que cree justo para describirse coincide precisamente
con el que le asusta por encima de todo. << Perverso >>, <<
homosexual >>, dos de los más temidos por muchos hombres y mujeres, que
buscan en ellos su << identidad >>, pero recelan de encontrar su
perdición.
Sin embargo,
quien ha resucitado las zonas muertas de su cuerpo, quien conoce, o al menos
sospecha, la multiplicidad de sus deseos y la riqueza de sus medios de
actuación y de reacción, no puede ya aceptar las definiciones del diccionario.
Descubre que las definiciones, la nosografía, no se adaptan a la nueva
experiencia de su cuerpo. Sólo sirven para mantenerlo en los límites de la
definición anterior, para definirlo con respecto a lo que no se ha atrevido a
vivir hasta ahora.
En lugar de
relatarse su vida a todo largo de ésta –de
pensar y, por lo tanto, de ser únicamente por medio de las palabras-, se toma
al fin de tiempo de escuchar los mensajes sutiles y variados de su cuerpo.
Descubre que su cuerpo es él, y que va más lejos, que es más rico y profundo
que las palabras. Descubre que puede detener ese monólogo continuo que
constituye su pensamiento y obtener la prueba de su existencia a través de sus sensaciones.
Entonces descubre un nuevo lenguaje, un lenguaje amoroso que le pertenece y
cuya sola fuente de referencia es su cuerpo. En la multiplicidad de sus
posibilidades, de sus deseos, descubre la multiplicidad de su sexualidad, sus
sexualidades. Hetero…, homo…, bi…; es la sexualidad, el hecho de la propia
sexualidad, lo que cuenta; el hecho del propio cuerpo en su plenitud.
Convertido
en el vehículo de su imaginación, su cuerpo puede al fin metamorfosearse a
partir de su realidad y en función de sus deseos y de los deseos de otro.
Metamorfosearse no quiere decir renegar de sí mismo, esconderse, sino ser uno
mismo en todas sus posibilidades. Quien conoce su cuerpo sólo rechaza lo que es
falso para él, lo que no vive en su cuerpo. Libre al fin de las definiciones,
de las represiones, de las prohibiciones, practica una verdadera libertad
sexual.
**Thérese Bertherat creó en los años '70 la Antigimnasia, resultando así pionera en lo que respecta a terapias psico-corporales. Fisioterapeuta de formación, Thérèse Berterat ha estudiado numerosas técnicas y terapias corporales como la bioenergética, la eutonía, rolfing, gestalt, acupuntura, las teorías de la medicina tradicional china y el psicoanálisis, desde Freud a Jung, pasando por los trabajos de Wilhem Reich. Es también autora de Con el consentimiento del cuerpo, Las estaciones del cuerpo, La guardia del tigre y Correo del cuerpo.
Podés ver más sobre Antigimnasia en:
Podés ver más sobre Antigimnasia en:
lunes, 16 de diciembre de 2013
La posibilidad de una representación
Luna Roja Mujeres en Círculo convoca a las mujeres que deseen representar sus vulvas en retazos de tela para formar La Manta Yoni. La actividad me hizo pensar en las cuestiones de la representación y en el imaginario de ciertos espacios no descubiertos o que nuestra cultura no se anima a mirar.
Por Julia
Ruppel
“Al contemplar ese genital extraño e inexplicable me
sentía como un alien, lo que es una
descripción bastante precisa de las distancia entre las mujeres y sus
genitales.”
Mithu M. Sanyal. Vulva. La revelación del sexo invisible
“Yo estaba preocupada. Estaba preocupada por las
vaginas. Estaba preocupada por lo que pensamos acerca de las vaginas, y más
preocupada porque no pensamos en ellas. Estaba preocupada por mi propia vagina.
Necesitaba un contexto, una cultura, una comunidad de otras vaginas. Hay tanta
oscuridad y sincretismo a su alrededor. Como el Triángulo de las Bermudas,
nadie envía jamás informes desde ahí.”
Eve Ensler*
Hace poco
tiempo tuvimos la oportunidad desde Luna Roja de comenzar con el proyecto de la
confección de La Manta Yoni en Argentina.[1]
La idea, que surgió de Raquel y Elena de Jardín
en la Luna: Sabiduría menstrual y conciencia femenina[2],
nos pareció muy interesante y ya se desarrolló en varios países: Estados
Unidos, México, Chile, Costa Rica, Brasil y Colombia. La actividad consta de
los encuentros necesarios donde mujeres se reúnen en círculo para confeccionar -de la forma que quieran y con el material que
deseen- una representación de sus vulvas. Pueden participar mujeres de todas
partes, y luego envían el retazo de 17cm x 17 donde realizaron su obra a las
organizadoras, quienes las unen finalmente en La Manta Yoni. Así, las pinturas,
costuras, etc. se conjugan en una tela gigante y multicolor llena de
expresiones sobre sí mismas de varias mujeres. El proceso es documentado con
fotos y videos, y en el momento en que se realiza la celebración de la unión de
todas estas vulvas, se leen poemas o se expresan las emociones que emergieron
en el mismo.
Desde
nuestro íntimo Círculo de mujeres de Luna Llena, que comenzó ya hace más de un
año, nos pareció lindo el hecho de
convocar a las mujeres de Argentina a este proyecto. Particularmente creo que
un espacio donde las mujeres puedan desarrollar su creatividad, contarse cosas
y conocerse es una excusa interesante para que se organicen, y cuando las
mujeres se organizan logran cosas interesantes. Así que abrimos el Círculo y
nos animamos a coordinar esta propuesta. Allí me di cuenta la posibilidad que
suscitaba para las participantes, y para otras mujeres: amigas de, compañeras
de, hijas de, nietas de, etc, el hecho de representar-se.
Pocas veces
nos damos cuenta de la posibilidad que existe en la representación. En este
caso, las mujeres se juntarían a darle un sentido a sus vulvas. Dar
reconocimiento y un lugar en su existencia como mujer a la vulva, puede ser
revelador. La vulva - muchas veces fue confundida con la vagina- y sus denominaciones
también la han denostado con el útero y la sexualidad femenina en su conjunto. [3]
Es así que nuestro sexo, o nuestra sexualidad en conjunto, ha caído en el polo
negativo de la interpretación: no tenemos
pene sino un clítoris, nuestro sexo es no
fálico, continente negro
(difícilmente representable), etc.[4]
No
somos. Y todo lo que no es productivo
en este sistema, y que se enlaza con el placer por el placer mismo desde una
óptica no masculina y con la condición biológica per-se femenina queda sumido
en el misterio.
¿Cuántas
mujeres han mirado sus vulvas? ¿Cuántas las han tocado? ¿Cuántas se consideran
con la capacidad de representarlas? Es en la mayoría de los casos en una
sociedad que ha tomado el cuerpo sólo como medio de producción, y más aún en el
caso de las mujeres, muy difícil que se lo considere posible de ser
representado, desde sus deseos, desde sus pulsiones. ¿Qué sentido puede darle
individualmente una mujer a un territorio inexplorado, invisibilizado y que se
relaciona íntimamente con ella misma?
Si bien hoy
estamos debatiendo desde las perspectivas de género que vulva, vagina y útero
no son sinónimos de ser mujer, y estamos preguntándonos qué es lo femenino y
qué es ser mujer, deconstruyendo conceptos, también desde algunos sectores del
feminismo el hecho de darle un nuevo significado a los espacios biológicos de los cuerpos que se relacionan con la
sexualidad femenina generan una visibilización de los mismos, dotando de conocimiento
a esa mujer sobre sí y sobre las posibilidades identitarias que existen para
ella al dejar de sentir que su sexo no es.
Así es como en estos tiempos, los procesos biológicos mujeriles están siendo resignificados y ya hasta los que suponían
un padecimiento fisiológico y psicológico implícito están siendo considerados
de otra forma, como una vía de autodescubrimiento, de valorización (autoestima)
y conciencia: sexualidad femenina desde la niñez y sus pulsiones, ciclos
menstruales, partos, puerperio, menopausia…
Es entonces
que hay una posibilidad allí, de repensar, de conocer. Así, no sabremos sólo
dónde está el útero cuando quedemos embarazadas o menstruemos con dolor, sino
que también conoceremos que podemos sentir placer cuando amamantemos, o que el
puerperio puede ser una situación de reflexión profunda en nuestra vida, o que
si no elegimos ser madres podemos transitar un camino de autoexploración
profunda que nos redefina. Tampoco los
conocimientos que tengamos serán solo académicos y altamente subjetivos por proceder
de la medicina paternalista, si no que podemos reconfigurar esa concepción de
nuestra supuesta pasividad de género sexual.[5]
Podemos acercarnos
a una imagen. Podemos darle forma a una concepción de nosotras mismas. Eso de
representar me pareció lo interesante de la propuesta de La Manta Yoni.[6]
En este caso, es hacer visible ese territorio escondido por la cultura. Ese
lugar tan asociado con cuestiones de
reproducción, enfermedad, abuso y malos tratos[7],
puede ser redescubierto desde el goce. Junto a otras mujeres llegar a compartir
representaciones en situación de sororidad es por un lado paliar el aislamiento
que genera tanto silencio, y además vincularse desde otros espacios. Podemos
hasta repensar la educación, la educación sexual que no se aferre a las
patologías y que pueda vivirse integral y no falocéntricamente.
Para informarte más acerca de La Manta Yoni en Argentina:
nosotras.lunaroja@gmail.com
Twitter: @RedLunaRoja
http://facebook.com/red.lunaroja
http://facebook.com/lunaroja.mujeresencirculo
[1] Podés informarte más a través de
nuestro grupo de Facebook: https://www.facebook.com/groups/753505891345174/
[3] << La desconexión interna
corporal de las mujeres ha permitido la ocultación del papel del útero en la
sexualidad; así por ejemplo, el “yoni” de los tratados de sexualidad tántrica,
literalmente quiere decir “útero”, y sin embargo se ha traducido por vagina,
porque en nuestro paradigma de sexualidad el útero no existe. >> Rodrigañez Bustos, Casilda. Pariremos
con placer. Apuntes sobre la recuperación del útero espástico y la
energía sexual femenina. Editorial Madreselva.
[4]
Irigaray, Luce. Espéculo de la otra
mujer.
[5] Greer, Germaine. La mujer eunuco.
[7] Sanyal, Mithu M. Vulva. La revelación del sexo invisible.
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ÚTERO,
VAGINA,
VULVA
jueves, 12 de diciembre de 2013
Las toallitas y yo: Volver a lo natural, un medio y un destino a la vez.
Cuando un
cambio que parece pequeño, despierta muchas consciencias en simultáneo,
contagiándose de otras y contagiando a muchas más.
por Flora Mitocondria
@FlorMito
Para recorrer el camino que nos acerca a una
visión consciente de nuestra menstruación, existen –no azarosamente– numerosas
alternativas.
El primer paso, importantísimo en mi
recorrido, fue el hacerme cargo de mis cambios hormonales, ‘cortándole’ ese
poder que antes supo estar en manos de los laboratorios. El cambio fue
explosivo, en muchos de los sentidos posibles. Incluso los momentos más duros,
de dolor físico y emocional, fueron productivos y positivos: mi cuerpo se
estaba limpiando y sanando a sí mismo. Yo me estaba responsabilizando y
concientizando en su limpieza y sanación. También empezaba a deducir que esa
tarea estaba recién comenzando. Lejos de abrumarme, eso me entusiasmaba.
No pasó demasiado tiempo hasta que conocí las
toallitas de tela, aunque el concepto no era tan extraño para mí. Habiendo sido
un bebé en plena hiperinflación, en una época en la que todavía no llegaban a
su auge los descartables; debo haber sido de las últimas generaciones de miles
de bebés usuarios de combo tela-bombacha de goma. Aquel recuerdo volvía aún más
natural y lógico el cambio en que estaba deviniendo.
Investigando las opciones accesibles en el
punto del mundo donde estoy, una bocanada de información fresca me recibió.
Después de varias semanas de averiguaciones, con mucha ilusión –tanta que mi menstruación
se demoró un poco, como esperándolas- y en forma de autoregalo, me acerqué a
una dietética de la ciudad y conseguí mis primeras toallas. La primera
impresión fue más que grata y renovadora. Más allá de ser un producto, la
dedicación y compromiso puesto en las toallas se veía a las claras. También el
tono más amigable y de contención se transmitían, a diferencia de los packs
descartables que asocian lo natural con lo “indeseado”, dándo una razón a la
artificialidad de su producción, al mismo tiempo que se esconden los efectos
adversos que estos tienen en el cuerpo de las usuarias. Acá me hablaban de un
reencuentro con la naturaleza, con el hecho de la menstruación como un proceso
que siendo natural, no tenía por qué conflictuar al entorno, contaminándolo y
contaminando nuestros cuerpos. Estaba emprendiendo un camino y entendiendo el
proceso desde una persperctiva más positiva y conciliadora, y que con el
tiempo, también eliminaría los rasgos negativos que han sido asociados y que
ayudan a la estigmatización y al posicionamiento de la sangre menstruante
dentro de la columna de los “tabúes”.
No pretendo hacer propaganda del producto
diciendo esto, sino poner atención y dar cuenta del cambio que significan. Es
imposible mantener una postura de menstruación consciente sabiendo que cada
mujer arroja a la Pachamama 12.000 toallitas descartables, en todo su ciclo
fértil que tardarán 400 años en degradarse. Con las toallas de tela, el cambio
de panorama es inmediato y se percibe inmediatamente. La secuencia cargada de
pudor, vergüenza y en algunos casos, asco hacia la propia sangre; en el momento
del cambio y desecho; se transforma en otra cosa:
Se produce un reencuentro con el ciclo y con
todo lo que acontece interior y exteriomente en torno a él. La tarea del
lavado, del previo remojo para después convidar a las plantas y devolver así,
algo de lo que nos dan todo el tiempo; la búsqueda de consejos en pares para
los cuidados que exigen las telas, en fin. Se establece un vínculo con las
toallas, entendiéndolas como una representación palpable del cambio global que
decidí hacer. Ya no se trata de arrojar basura sin mirar atrás, sino de tener
en cada ciclo una nueva oportunidad para repasar el modo en que se vive
cotidianamente y cómo se puede vivir mejor, compartiendo, devolviendo y
considerando a nuestro entorno como lo que es, parte y sustento fundamental de
la vida.
Entre las muchas reflexiones producto de este
cambio en mi vida, también surgieron cuestionamientos en cuanto a la llegada
efectiva que esta alternativa tenía: ¿Por qué no aparecen en televisión
publicidades de las toallas o protectores de tela, como una opción al monopolio
del descartable?
Aunque la pregunta sea un tanto retórica,
tampoco es que se trate de cambiar una industria por otra, ya que los procesos
de producción no tienen punto de comparación entre sí. Simplemente, que se
visibilice con información fehaciente, una alternativa diferente, para que
efectivamente tengamos la posibilidad de elegir entre distintas opciones, no
sólo entre “distintas” marcas comerciales.
Investigando aún más, encontré mucha
información libre y a disposición de todas. Las mismas personas que producen
las toallas de tela, comparten los patrones de confección. Esto es una
perspectiva totalmente diferente. Ya no estamos atadas a un producto en
particular. Podemos tomar el compromiso y la gratificante tarea de poner manos
a la obra y crear nuestras propias herramientas para que respondan como cada
una quiera, a cada necesidad y preferencia.
Esta filosofía de compartir los saberes y las
“armas” puede ser un punto de partida muy fuerte en el camino de recobrar la
unión y el compañerismo entre las mujeres. La idea de unirse en grupos, de
pasar la palabra, de elegir colores alegres y tomar la tela entre las manos
para comenzar a darle forma, entre todas y con un mismo objetivo. La
conformación de un sencillo taller de confección, además puede ser la base
sobre la que empiecen a surgir aquellas otras cuestiones que nos atañen como
mujeres y como personas en el mundo, la sororidad se hará presente y reforzará
cada vez más a esos grupos y a cada mujer individualmente. El compartir ideas y
acciones concretas en un espacio común son fundamentales para extender el
cambio más allá de nuestras realidades. Partiendo desde ahí, las posibilidades
se amplían inimaginablemente.
Comprender y responsabilizarse en una nueva
tarea que amplía los modos de vida que cada una lleva o intenta llevar
adelante, creyendo en que conforman tratos más saludables y no violentos con la
naturaleza y con una misma, que es parte de ese mundo natural.
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TOALLAS FEMENINAS
martes, 10 de diciembre de 2013
"Si tú quieres felicidad de una nación, de una civilización, de una sociedad, haz cualquier cosa para la felicidad de la mujer"
Desde Luna Roja tuvimos el enorme placer de
realizarle una amenísima entrevista a Laura Uplinger*, Licenciada en Psicología
Experimental por la Sorbona y especialista en concepción y embarazo, quien nos
pidió desde el primer momento que hiciésemos “como si hubiésemos crecido
juntas” para tratar los diferentes temas que recorrimos en la charla:
menstruación consciente, el aspecto sutil de los sucesos biológicos en los
cuerpos de las mujeres, la concepción y el embarazo consciente, el
empoderamiento femenino y la responsabilidad con la libertad, y mucho más.
No hay un debate abierto en los medios sobre el tema
de la menstruación. Al menos no parece ser un tema del que se hable con frecuencia,
al menos en Argentina, tal vez en otros países como México, Chile, pero no
aquí...
Sí,
pero no hay mucho. Todavía es muy tabú. Es así. Hablar de la sangre menstrual…
si uno no va hacia el místico, se queda en el psicológico, o entonces la
tensión premenstrual, que era algo muy médico y no como la esencia de la mujer.
No han tenido nuestras queridas antepasadas recientes el placer de poder hablar
de estas cosas. Entonces estamos poco a poco pudiendo hablar naturalmente. La
mayor parte de mi generación se vio con su primera menstruación donde la mamá
le pasaba unas servilletas y sin mirar, sin hablar y recogí esa información
entre colegas y amigas, o alguna abuela o alguna madre que estuviera más
abierta. Pero era algo muy raro y te hablo de Europa y Estados Unidos, fíjate
en nuestros países latinoamericanos ¿no? Entonces yo creo que ese debate es muy
lento por falta de hábito de hablar de esas cosas.
Y más allá de la sociedad en general, particularmente
desde algunos sectores del feminismo clásico se critican las nuevas propuestas
de las ecofeministas de hablar de la menstruación como un proceso natural,
vinculado a la tierra y a lo corporal de la mujer, que proponen utilizar
durante la fase menstrual toallitas de tela o copas menstruales. La frase común
es que las mujeres que se vinculan con esta parte más “natural” quieren volver
a la Edad Media.
Sí.
Y la verdad es que en la Edad Media no había nada de eso… es más, las mujeres
eran quemadas en la hoguera. Es decir, algunas feministas quisieran que
hiciéramos nuestras cosas de mujeres (tener hijos, amamantar, menstruar) como
si nada fuera, como si fuéramos hombres, donde lo único importante sería salir
al mundo a ganar dinero. No sé cómo hemos comprado esa idea que hay que vivir
para trabajar en vez de trabajar para vivir. Ahora, es sencillo retomar esos
temas pero quedarnos con la sencillez. Como se describe en La Carpa Roja, donde las mujeres iban al medio del desierto todas
juntas a menstruar. Y una de las costumbres era que ante la primera
menstruación de una niña se la acompañaba, y con mucho cariño y un poquito de
vino le introducían algo en la vagina para romper la membrana y que no tuviera
esa historia de la virginidad, tal vez para que en su primera relación sexual
pudiese tener mayor placer, no sé. Está muy bien descrito en el libro cómo
aguardaban a que la niña se relajaban, realizaban el procedimiento, y luego la
contenían, la peinaban… Así que, ¿desde cuándo eso de la virginidad es tan
importante? Yo pienso que tenemos mucha información, pero que nosotras tenemos
que traer la nuestra. Ahora bien, hay formas de dedicar la sangre.
La sangre menstrual que se obtiene de
las copas menstruales o las toallitas de tela se suele dar a las plantas…
Sí,
y las plantas la reciben. Pero también como la sangre es un vehículo astral muy
poderoso, cualquier tipo de corte, cualquier tipo de sangre que salga del
cuerpo humano –hombre o mujer- dicen los clarividentes que hay entidades que se
interesan por sacarle la energía a esa sangre. Parece que la sangre es un
líquido extremamente poderoso. Entonces si estás un día en la cocina, pelando
las papas y de repente te cortas y cae una gotita de sangre, bueno, entonces
hay que dedicar esa sangre a entidades luminosas, porque a veces que hay de
todo cerca de nosotros... Ahora bien, si estamos con la menstruación, también
habrá que dedicarle la sangre a la madre divina, a seres de luz. Porque
mientras que tú dices que hay dueño, otros no pueden venir. Es decir, decirles
a las menstruantes que su sangre es idéntica a la del gran poder (fíjate los
pactos de sangre, cómo se firmaban con ella, y tratos con el diablo y otras
cosas de muchas leyendas). Nosotras que menstruamos desde nuestra juventud,
podemos dedicarla a entidades luminosas. Entonces pienso que esto ya ayuda
mucho.
Entendiendo entonces la sangre menstrual
no como un patrimonio individual sino colectivo de las mujeres, dedicarla al
cosmos…
Sí,
pero cualquier sangre que venga de un cuerpo humano si podemos dedicarla a
seres de luz nos crea un vínculo más interesante que si sólo la dejamos
correr… Pero claro, cada uno tiene su
vibración en cada momento y está rodeada de seres más o menos benevolentes. Por
ejemplo yo me sentía muy poderosa cuando tenía mi menstruación… iba al colegio,
rendía un examen, yo con trece añitos, y aunque me molestaba tener algo entre
las piernas como no me dolía nada podía observar que tenía mayor poder de manifestar algo. Y si ese algo consistía
en ir de excursión, o un examen, me salía bien. Eran días auspiciosos, diría
yo. Pero poquísimas mujeres tienen eso…
Cuando tuve mi trabajo de parto fue la misma cosa, dolor, pero una fuerza muy
grande que venía desde adentro. Entonces ya para las que van a tener hijos, el
tipo de dolor que una siente durante los días de menstruación te da una idea de
cómo va a ser el trabajo de parto. Qué tipo de dolor, de contracciones uterinas
vas a tener, porque en cada mujer es distinto. El dolor menstrual, que a veces
la imposibilita a la mujer y la obliga a estar en cama por dos días, y el no
dolor menstrual, las dos cosas las vemos bien distribuidas por la humanidad.
Puntualmente con el tema del dolor,
pienso en el papel de las farmacéuticas que todo el tiempo nos están
transmitiendo que compremos Ibuprofeno durante la menstruación y cómo nosotras
nos acostumbramos a callar al cuerpo cuando tal vez muchas de las veces éste
nos esté pidiendo atención ante la vorágine de nuestras vidas cotidianas. Y si
vuelvo a tus palabras, Laura, cuando decís que los dolores menstruales nos
preparan para el parto, supongo que nos estamos perdiendo una parte importante
de exploración de nuestra vida fértil y sexual al suprimir los impulsos
corporales mediante fármacos. Tiene que ver con la vida que llevamos como seres
humanos y con lo perverso del sistema, ¿no?
Es
un tema… el de las industrias farmacológicas, inclusive con mujeres que
trabajan dentro de ellas. Se han apoderado de casi cualquier cosa. Incluso yo
vi que las mujeres embarazadas en Estados Unidos a veces están tomando anti
depresivos al final del embarazo para prevenir la depresión post- parto. Y la
depresión post-parto es algo fácil de evitar, es algo de una sencillez
absurda. Este tipo de aflicción sucede por la falta de contacto después del
parto. La depresión sería una tristeza
inmensamente profunda de algo que debería haber pasado y no pasó: la comunión
con ese bebé (que finalmente está afuera). Está bien prevista por nuestra
neurofisiología una comunicación fuertísima con la piel, con la mirada ya que
van a pasar días hasta que la criatura esté bien despierta luego de ese momento
tan oxitocinado. Esa primera hora,
noventa minutos después del parto la mujer tiene una alta máxima de oxitocina que
sólo consigue luego de parir – ni siquiera en un orgasmo maravilloso – y es
decir, todo eso que está en movimiento es para que ocurra un download del hemisferio derecho del
cerebro de la madre al del bebé. Como si un cerebro pudiera aprender con el
otro a través de la retina. Es una lectura muy sensible por la retina. Entonces
separar a un bebé de una madre para lavarlo, limpiarlo, aspirarlo, durante esos
primeros noventa minutos es crimen, es una falta de ética atroz. Y puede darte
un año de una depresión, donde esté algo difícil pasando. Es algo que estaba
destinado, y esa mujer no lo vivió. Ésa es la esencia de la depresión
post-parto, aunque no todas las mujeres la viven de la misma forma. Esto es a
lo que se llamaba baby blues[1],
situación que disminuyó notablemente cuando dejaron permanecer juntos a la mamá
y al bebé en la misma habitación luego del parto. Ahora, todavía no han tenido
la audacia de hacer un estudio de las que no se separaban ni siquiera un minuto
(normalmente son dos horas de observación, yo veo aquí en las clínicas particulares)… sería
interesante. Es una lástima que separen a los bebés de las mamás porque si hay
algún tipo de niño o de niña que tuvo intervención en el parto, si existe
tendencia al autismo o indicio de posible deficiencia de atención debido a que
hay áreas del cerebro que no están completamente desarrolladas todavía, esa
hora de gran comunión tal vez pueda reponer el crecimiento que viene después
con el amamantamiento. Es decir, es posible que tantas intervenciones como se
hacen exponen al bebé con tendencia
al autismo a una mayor probabilidad de tener dicha patología. No recuerdo si lo
dije cuando estuve de visita en Argentina, pero por ejemplo en Tokio, en un
mismo barrio hay dos maternidades donde en una de ellas hay mayor intervención
en el nacimiento que en la otra – los médicos tienen la misma formación en
ambas, las personas tienen el mismo poder económico, social y cultural – y es
en esta primera de donde resultan mayor cantidad de niños autistas. Entonces,
si la única diferencia entre esas dos maternidades es la intervención al
nacimiento, por lo menos que sería prudente que dejaran estar juntos a ese bebé
y a esa mamá, en esa hora u hora y media que sigue al parto. También a nivel de
la microbiología es importante, de la flora, de la piel, del tracto intestinal…
Da lo mismo que sea cesárea, debería ser posible estar siempre con el bebé.
Pienso que si respetáramos eso… si los bebés fueran deseados y si no fueran
separados de sus madres yo creo que gran porcentaje de los problemas humanos
desaparecerían, por ejemplo los hospitales psiquiátricos tendrían que cerrar. Y
esto por haber utilizado bien momentos
privilegiados que son ventanas de oportunidad.
Siguiendo con este tema de las
intervenciones al bebé, ¿qué impacto tiene para un ser humano, tal vez a nivel
espiritual y/ó psicológico, nacer en un entorno hospitalario?
Mira, el impacto sobre el bebé de un nacimiento hospitalario depende del
impacto sobre la mamá. Bebé y mamá están muy vinculados. Si la mamá ve al
hospital como un lugar seguro, y se puede relajar, ese bebé estará feliz, pero
si la mamá lo ve como una invasión el bebé percibe la agresión que siente la
madre. El bebé tiene con el nacimiento su primera transición de vida, que es inmensa,
donde la sangre va a circular distinto, la respiración tiene que lograrla de
forma autónoma, debe regular las sensaciones térmicas de su cuerpo – porque ya
no estará en un ambiente de temperatura constante como lo era cuando se
encontraba rodeado del líquido amniótico
- , va a sentir el peso de su cuerpo cuando antes se sentía como en una
piscina, y si no hay una gran armonía a su alrededor él va a asociar cambio a
miedo. Mucha gente tiene miedo a lo desconocido. Y hay gente que no, por ende
no es algo obligatorio, es decir que
esté en el instinto humano. Hay personas entonces, que asociarán “lo
desconocido” con la primera vez que vivieron esa situación, que fue al nacer. Y
si la mamá está tranquila, relajada, llena de esperanza de ver a ese chiquilín
en sus brazos, si pasa todo de manera armoniosa en el hospital o en casa –
porque puede ser bello en el hospital -, si ella está incluso vinculada a su
propia alma y agradeciendo a todas las mujeres que tuvieron hijos en su linaje
llegando incluso a la primera mujer del mundo, si se siente (la palabra está de
moda pero es importante) empoderada y
no necesitando apoyo de todos, si está con una sonrisa en el alma, ése bebé va
a nacer con confianza porque la siente en su madre y no tiene cómo escapar de
la bioquímica de la sangre de la ella.
El cuerpo es nuestro instrumento para el resto de la vida y está recibiendo
informaciones muy fuertes en el momento de nacer. Yo veo esas películas
antiguas donde cada vez que alguien tiene un problema se voltea y tiene un vaso
con alguna bebida alcohólica, es decir, un poco de anestesia para un momento
difícil, ¿qué tendencia es ésa? Tal vez su nacimiento fue bajo anestesia
general y esa persona va a repetir ese momento inconscientemente: no lo
sabemos. En la primera transición estaba ya con anestesia, con químicos, donde
alguien los tenía que ayudar… Pero hay que saber que se pueden amar los
cambios. Es terrible cuando se les roba
la posibilidad a las mamás y a los bebés de vivir una experiencia que puede ser
muy entera, con mucho placer incluso,
un placer de esperanza, de “aquí estoy, aquí llegué por mis propios medios”. Le
da miedo a un bebé el miedo de una madre. Le da miedo a un bebé el miedo de la
madre a no poder, no saber. Es complicado, y lo estamos haciendo por el mundo
entero, de manera automática y la gente no sabe y al mismo tiempo los
profesionales de salud también nacieron: parteras, médicos, anestesistas… ellos
también tienen su historia y está siendo eso inconscientemente activado cada
vez que hay un parto. A través de la memoria, celular incluso, memoria límbica,
al ver algo eso despierta en ti el recuerdo de esa experiencia anterior. Y
podemos decir que es un maltrato, si bien en algunas situaciones salvan vidas.
Pero hoy en día estamos haciendo cesáreas con porcentajes de 90% en algunas
instituciones. La ciencia quiere negar la existencia de un Yo, de un ser que
está allí arriba registrándolo todo, ¡qué lástima!
¿Qué importancia tiene entonces el
conocer el propio nacimiento, qué nos ayuda a descubrir de nosotros mismos, más
allá del aspecto fisiológico?
Nosotros somos seres espirituales, claro, pasando por la experiencia humana
como dice Teilhard De Chardin. Pero hay sufrimientos en nosotros, incluso
alegrías, que uno no sabe bien de dónde vienen y a veces se pueden identificar.
Pueden venir de la propia madre durante el embarazo y también ser reforzados
durante el parto. Entonces saber de dónde me viene un miedo, que no es mío, que
fue de una situación difícil que yo viví, ¿por qué fue difícil? porque yo era
impotente, no podía hacer nada, no podía ni siquiera hablar. Pero ahora ya
tengo 30 años, 25 años, 50 años, y puedo mirar hacia esa situación que no ayudó
en mi cuerpo y a toda la parte neurofisiológica, y verlo con mi mente actual y entender que no
fue tan grave, porque ahora yo ya tengo mi mano, mi palabra, mi mirada, ya
puedo yo educarme, ya puedo yo tener experiencias que puedan incluso casi como
compensar algún sufrimiento. El sufrimiento del bebé que está siendo maltratado
en el nacimiento o la mamá maltratada, es enorme pero es total. Hoy día si
alguien me maltrata me puede molestar mucho pero no es algo total, mi identidad
es mucho más fuerte, tengo más libertad. Entonces si yo voy a ser mamá o papá y
conozco mi nacimiento eso será un inicio de conciencia para que no se repita la
misma cosa. Lo que nosotros no conocemos en nosotros mismos puede dominarnos de
una manera absurda. Pero si ya lo conocemos, ya podemos elegir. Es el milagro
de la conciencia ¿no? Si yo tengo conciencia de que mi parto fue duro, yo puedo
pedirle a un amigo que me haga un relajamiento hipnótico para ver si yo puedo
darme la libertad en mi subconsciente de hacer un nuevo guión de vida para mi
bebé, y no repetir/reproducir el mío aunque yo sea el papá o la mamá. Porque
cada vez que una mujer está embarazada ella tiene actualizada en ella misma el
bebé (el embrión, el feto) que ella fue, y el papá también. Cuando uno se
involucra mucho con lo que vive le despierta una memoria guardada en nuestras
células, en nuestra memoria de ser humano, pero que vivimos en aquélla edad. Y eso es muy interesante.
Si estuviéramos tú y yo ahora hablando mucho de embriología durante dos o tres
días, el embrión que hemos sido tú y yo estaría presente en nosotras, incluso
como si estuvieran oyendo, aprovechándose de ese conocimiento. Entonces si yo
soy médica, o parturienta o embarazada, o papá, es bueno que conozca cómo
llegué a la vida, que yo sepa las condiciones psíquicas alrededor mío, incluso
la sala de parto, para descifrar mi bienestar o mi malestar que tiene que ver
con ese momento. Esa experiencia es primal, es de un tiempo pre-verbal donde no
podíamos decir “déjame, déjame, quiero nacer en paz”, no teníamos cómo.
Entonces viene una sensación de impotencia muy grande. Cuando sufre la mamá
nosotros de bebés nos preocupamos mucho por cómo está ella. Así que uno va
haciendo un trabajo de detective para ir descifrando lo que pasó para después
poder elegir lo que no va a pasar y cómo estar abiertos a otros guiones que la
vida nos ofrece.
¿Qué pasa entonces cuando toda una
generación de seres humanos se han visto desconectados de esta etapa primal,
del nacimiento ó del momento del parto?
¿Ese no saber qué resultado
nos deja como generación?
Es
importante lo que tú estás preguntando. No podemos hacer experimentos con los
seres humanos a nivel de laboratorio para decir “tú vas a tener conciencia, tú
no la vas a tener”, pero si nos fijamos en la historia de la humanidad yo creo
que ya está, tu pregunta está contestada: ¡¡¡es un lío enorme, interminable!!! De gente que se siente insegura, gente que
tiene una tristeza tan honda que le viene una agresividad muy fuerte. Cuando
uno siente rabia, cualquier persona en cualquier momento, que la rabia sea
pequeñita o gigante, que esa persona tenga poder o muchos poderes o no, pero
por detrás de esa rabia, de ese mal humor, está siempre alguna tristeza. Y esa
tristeza suele ser demasiado grande para que podamos enfrentarla. Tenemos un
mecanismo de protección interior para que no lleguemos directamente a la
tristeza. Porque con la rabia yo me siento fuerte entonces yo puedo aplastar a
otro y hacer una venganza y no tengo que fijarme qué me duele en mí. Muchos
pasan lejos de situaciones que los hagan revivir esos momentos traumáticos de
los que fueron protagonistas. Si uno considera al ser humano como un hijo del
Universo, conectado con Todo, Absolutamente Todo, el Ser de uno ya sabe dónde
están los mensajes. Hay un Ser dentro tuyo, dentro mío, que Sabe. Es muy
interesante. Si quieres saber cómo fue el nacimiento del Aconcagua, de una
montaña, puedes entrar a una meditación profunda y llegas a estar en comunión
con esos seres minerales que se levantaron e hicieron una antena de emisión y
recepción de cosas mágicas para el planeta. Cada montaña representa un lugar
importante de intercambio de energías espirituales. ¿Por qué? Porque una es una
Hija del Universo. Y si una quiere puede hablar
con el Aconcagua, ahora, esa es una disciplina maravillosa que yo no sé
hacer pero sé que existe. Entonces fíjate que yo puedo pasar la vida entera sin
querer pasar a mirar un momento duro, y me puedo poner agresiva, que va a
imponer a los otros la voluntad… Sé de una mujer en Bariloche que hay una mujer
que hace todos los partos con fórceps, ella es la Reina de los fórceps, y sabe usarlos como nadie pero ¿¡qué es eso!?
Al fórceps hay que utilizarlo rarísimamente.
¿Esto pasa porque no se reconoce que el
recién nacido también sufre cuando se le realizan prácticas invasivas? ¿Nos
cuesta creer que una personita tan pequeña siente debido a la omnipotencia del
ser humano adulto?
Sí.
Cuanto más chiquito el bebé, más sensible. Cuanto más pequeño, más sufre. Y no
tiene cómo salirse, y si la mamá sufre, el vínculo con ella es tan total que
estará todo registrado como sufrimiento. Muchos seres en este planeta tienen
miedo al cambio… miedo a una mudanza de ciudad, de casa, de trabajo, porque esa
situación los va a transportar a la otra mudanza, la primera, el primer cambio. ¿Tú no sientes a los humanos muy sometidos,
muy sumisos, con muchos miedos?
Sí…
¡Cuando nacer no debería ser sinónimo de tener miedos! Pero así somos…
Espiritualmente necesitamos al cuerpo como un excelente instrumento. Algunas
terapias equilibran el cuerpo para que éste sea, y principalmente el cerebro, un
instrumento adecuado para nuestra dimensión espiritual. La mayoría de las veces no lo es, y verás que
todas las drogadicciones (cualquier tipo de drogadicción ya sea sexo, trabajo,
carbohidratos, alcohol, cocaína,
morfina) demuestran que la persona no llegó a la vida en plenitud. Que hay algo
que compensar, algún sufrimiento que hay siempre que controlar, que minimizar…
Entonces viene esta anestesia para un sufrimiento que sí duele y que viene
desde mucho antes, cuando éramos bebés, pequeñitos, en el vientre, un año de
edad…
A raíz de lo que mencionás sobre el
cuerpo como instrumento, ¿por qué creés que algunas mujeres, tal vez desde el
feminismo más clásico, intentaron o intentan separarse de lo biológico? Ya sea
a partir de la utilización de ciertos fármacos, procedimientos médicos… etc.
¿Por qué buscamos distanciarnos de esa parte mamífera, animal, corporal?
Sí.
La parte biológica, animal, que es bellísima, si estás saludable es el
instrumento perfecto para el espíritu. Ahora, yo siento al mirar la historia,
toda la antropología, que nunca hubo sociedad que considerara la vida de la
mujer y la vida íntima y sexual de las mujeres y su reproducción de una manera
grande y adecuada. Siempre fue más tabú, con miedos… te hablo del colectivo,
porque siempre hubo enseñanzas. Yo
empezaría por qué hacemos con la sexualidad, qué es la atracción sexual cuando
no hay amor en el sexo, qué tipo de celebración estamos haciendo. Entiendo que
la sexualidad es una celebración cósmica del amor. Cuando hay sexo sin amor,
que desafortunadamente pasa muchísimo, ya estamos poniéndonos en un desnivel,
en una falta de equilibrio con las fuerzas del universo. Triste, ¿no? Veo que hoy podemos hablar de esos problemas que
siempre existieron y claro, de anticoncepción y existen otros medios, pero el
problema me parece que sigue siendo el mismo. El hecho de poder nombrar esos
problemas, de poder oír a esas mujeres que lograron un relajamiento más
profundo, una conciencia mayor, yo veo que hoy podemos empezar un tipo de
sanación planetaria. Parece que hoy hay más problemas, yo pienso que no. Hoy
vemos mucho mejor los problemas. Hay menos mujeres disminuidas, por ejemplo en
nuestro mundo Occidental pero que sí existen en África. Ahora, una cosa yo sé,
y es que la naturaleza, la inteligencia cósmica, no permite que si en un grupo
social las mujeres no están bien los hombres tampoco lo estén. Puede una pensar
“¡Ah pero ellos tienen todo el poder!”, sí, pero están infelices. Si tú quieres
felicidad de una nación, de una civilización, de una sociedad, haz cualquier
cosa para la felicidad de la mujer, ¿y empieza cuándo? Cuando eres niña, cuando
estás ya menstruando, cuando llega su embarazo. Si ella puede vivir con
dignidad todas esas etapas como hija del universo todo va a florecer, y los
hombres van a quedar ya seres mucho más plenos. Porque es imposible llegar a la
vida sin ser por la mujer. Uno es educado normalmente por su mamá, por las
niñeras, por las hermanas, después las maestras. El Femenino si lo respetamos,
en una generación ya no habrá más miseria. Donde hay miseria económica, tú
puedes estar segura que hubo algún daño al Femenino, porque no está previsto
que la tierra no dé de comer, no está previsto que yo no piense en los demás,
que un sistema político-económico rechace el bienestar de la mujer. Pero la
única solución para nuestro crecimiento es enterarse de ese mecanismo de llegar
al mundo, de cómo vivimos nuestro poder, porque nuestro poder es total y como
lo utilizamos muy mal tenemos siglos y siglos de una humanidad muy infeliz. Yo
felicito a Luna Roja por poder pensar, bloggear, sobre eso. Al nombrar la
fuerza de la mujer, la fuerza de la menstruación, al nombrar la belleza del
embarazo, ya están reequilibrando muchas cosas. No lo saben pero
espiritualmente ése es el trabajo para que poco a poco haya más conciencia. Y
ahí sí, los hombres que llegarán de las mujeres tendrán más dignidad, más
felicidad. Una persona feliz va a tener más creatividad, ésa creatividad será
más inclusiva de todos. No va a despreciar el medio ambiente, no va a
contaminar sin que le importe. El carácter, el temperamento de un ser bien
gestado es de comunión con la vida. ¿Pero cómo está bien gestado? Tenemos que
abrazar a esa mujer, que ella encuentre su poder. No es “apoyarla a la pobrecita”. Uno ve
siempre que “la mujer necesita de ayuda”…
La mujer embarazada es la gran educadora, ella tiene el gran poder. La
madre puede dar la mano a su hija y decirle con todo su cariño: “Nena, mira,
tenemos una historia planetaria horripilante, pero nena, ¡vamos a caminar hacia
más plenitud: es posible!”. Es una delicia ser madre de una niña y que ésta
piense en lo femenino, sin intelectualizarlo, ¿verdad? Porque nosotras tuvimos
que intelectualizar muchas cosas para llegar a la conciencia. Pero para las
próximas generaciones se podrá ver que ciertos conceptos ya los tienen. Toda la
forma que una madre tenga de mirar a la vida está traducida a un nivel
bioquímico para cada tejido de cada órgano de la hija. Es entonces el embarazo
el período de mayor poder educativo que tiene esa mujer madre. Cuando ella
nace, y empiezan a educarla, ya es bastante tarde. La gran educadora, la gran profesora
de vida, la que le va a dar los mensajes de cómo funciona el universo es la
mujer embarazada. Es ella quien debería ganarse los premios de educación, pero
claro, ¿cómo están las mujeres embarazadas por el planeta, las hermanas embarazadas?
Están con mucho miedo. Para los padres, es importante descubrir que el mayor
regalo a un bebé es la pareja y no así el carrito, ni la pintura del cuarto del
recién nacido… Eso es un regalo y es para siempre. Para ese bebé es importante
saber que donde nació hubo amor. Cuando hay amor en un acto sexual, el nivel de
las vibraciones aumenta tanto, y una o uno ya es cómplice de la vida y parte
del universo, con una participación activa. Es lindo gestar bebés que se
sientan bienvenidos a la Vida. En dos, tres generaciones, los cambios son
inmensos. Está sucediendo en el mundo que muchas parejas se enteran de algo
intuitivamente, emocionalmente, a veces mentalmente, a veces las tres, a veces
con clarividencia. Es bueno decirle sí a la Vida. Aunque sepa que una no hay
garantías, eso de ser padres con garantías no existe. La entrega que una siente
en el orgasmo de la concepción es la entrega que la llevará a través de su
vida. Un seguro de salud, por ejemplo, no nos garantiza nada. Esa entrega puede
ser cada vez más placentera, una entrega donde una participa activamente. Una
se ofrece como es con toda su honestidad, y está a la espera de las señales de
la Vida.
Desde el primer momento entonces el bebé
tiene deseos, le está enviando mensajes a esa madre embarazada que muchas veces
exceden sus necesidades de alimento, sino que pueden ser incluso psicológicas, emocionales,
espirituales… Ya existe allí una comunicación entre mamá y bebé, desde el
útero.
Sí.
Incluso puede existir comunicación antes de la concepción. A veces el bebé
ayuda a la mamá a encontrar un padre. Está eso. Es algo muy antiguo por la
humanidad, en todas las civilizaciones hay ejemplos. El alma del bebé, de ese
ser que está llegando, está muy interesada en cómo se está construyendo el
cuerpo. El alma de ese ser trabaja con el alma de la madre, y la inspira, así
como una hablaría con el arquitecto de una casa que está preparando para sí. Una
visitaría esa casa todos los días, ¿verdad? Y una diría “preferiría que el
color del cuarto de baño fuera un verde un poco más claro, está muy oscuro… ese
ladrillo, prefiero esa piedra”. Si tienes dinero, si tienes plata, puedes
hacerte una casa, lo mismo que sea pequeña, con materiales sólidos, muy
resistentes, muy buenos, de excelente calidad. En cambio si no tienes dinero
será una casa de cartulina. Bueno, así trabaja el alma del bebé. La mamá va a
formar, va a proveer los materiales, la comida, y su manera de ver la Vida y
eso va a estar en cada tejido del cuerpo. El bebé muchas veces ayuda a esa
mamá. El alma de ese ser -que puede venir representado en un bebé pero resultar
un ser mucho mayor que esa mamá- le
inspira a su madre ideas, pensamientos que él necesita para su casita que se
está preparando. Dicen los clarividentes que el alma del bebé no está en el
bebé mismo, sino que lo visita, visita a ese cuerpo en formación pero no
tendría cómo todavía vivir en ese cuerpo que no funciona aún. En civilizaciones
como en Indonesia, la primera cosa que la embarazada hace es ir a ver al
clarividente del pueblito que le dice cómo se quiere llamar ese bebé, si es un
antepasado del pueblo… es interesante, eso está en la tradición. Hay mamás que
saben muy bien quién es el bebé, y no tienen ninguna duda. Incluso algunas leen
libros que no han leído antes. Tienen como un currículum universitario (risas).
Ahora, una como madre tiene libertad total de decirle a un bebé “eso sí me
interesa, pero eso no”. Si quieres leer un determinado libro o no. Porque a
veces puede pasar que la madre tenga una sensación extraña, muy rara, por
ejemplo, te daré un ejemplo un poco extremo: la mamá tiene ganas de mirar
pornografía, pero ella no suele hacerlo, así que puede decirle al alma de su
bebé que “ese tipo de sexo sin amor no es la mejor manera de expresar la gran
fuerza de mi sexualidad, no solamente no voy a mirar esas cosas pero que sí voy
a leer un libro donde hay una historia amorosa muy bella y quiero que sientas
conmigo lo que es el amor y el sexo como culminación del amor.” Por ejemplo,
aunque sea un caso extremo, la mamá también en eso es educadora. Puede ser que
el alma tenga alguna tendencia, de
una vida anterior, de algo menos evolucionado, y que la madre la pueda ayudar.
La gran parte de las veces es cuando la mujer se pone casi como en oración con
ese ser que está llegando para ayudarlo a conquistar su poder físico, para que
su vida sea plena algún día.
Ahora bien, hay embarazadas que sienten mensajes de sus bebés durante la
gestación intrauterina. Sucede también que mujeres embarazadas que están
transitando este nuevo camino de conciencia están desconectadas de su madre
biológica, tal vez porque al estar tratando de cambiar paradigmas con respecto a
su embarazo, al parto o la crianza, esto las distancia...
Hay
bebés que se desvinculan de sus madres. Eso pasa, pero a veces cuando esa
persona es padre o madre, hace todo lo mismo que los padres hicieron con él.
Hay que ver quién yo soy en mi pensar y quién yo soy en mi ser más interior. Mi
pensamiento puede ser solamente la puntita del iceberg, pero por debajo hay
mucho. Ahí entra el conocimiento de dónde viene uno. De algunos miedos. Y saber
que mientras estás educando a un niño, lo mismo durante el embarazo, es muy
bueno tener una lucecita para ver de dónde viene ese pensamiento. ¿Por qué
tengo miedo de esto o aquello? Siempre cuestionar, siempre con un punto de
interrogación. Porque lo que hemos recibido de nuestra madre durante el
embarazo lo hemos recibido de una manera que está tan plasmada, que solamente
si tenemos mucha conciencia nos podemos apartar del tipo de comportamiento que
recibí, de los mensajes que “la vida es peligrosa, que la vida me debe algo”.
Por ejemplo, una mujer se pone muy sometida,
quiere agradarles a todos durante el embarazo, es muy gentil pero se olvida
de ser ella misma. Le pasa a su hijo o hija, que una no debe ser una misma, que
primero debe darle placer a los demás, al establishment,
al status-quo. Entonces uno puede
pensar de forma independiente de lo que recibió de la madre pero para de verdad
ponerse independiente hay que poder
quebrar transmisiones de tradiciones familiares y para eso es importante el
análisis interior.
Muchas de las perspectivas que tenemos
como madres gestantes, como criadoras de nuestros hijos, nos ponen en conflicto
generacional con nuestras madres… Muchas de ellas dejan solas a sus hijas en el
camino de la maternidad. ¿Se puede relacionar con lo difícil que es para
algunas madres replantearse a través de su hija embarazada lo que fue y es su
propia maternidad?
Haz
puesto el dedo en un punto que le duele mucho a nuestra humanidad. La mayor
parte de las veces tenemos que ignorar las cosas que hemos aprendido. Y una
mujer que no tiene coraje, o fuerza de no seguir a su madre, porque le cuesta a
una, ¿no? Pues… no lo va a lograr. Entonces, tienes razón, muchas veces una no
va a estar en un situación linda de contar “porque mi abuela, o mi madre y
ahora yo…” Para eso hay que tener tanta salud, que normalmente una no encuentra
la suficiente. Hay que primero romper
con el patrón de transmisión. Pasan veinte años, la abuela de esa mamá puede
cambiar de idea… Una hija que va a romper con la tradición (que no es ni
siquiera hablada) de la familia, también se vuelve educadora. Si te yo obedezco
a todo, soy una persona obediente; si yo te desobedezco, si yo me salgo de tu
camino, si yo te dejo en tu canto y hago mi vida, y no recibo tus órdenes (que
muchas veces no son habladas), tú estás aprendiendo conmigo. Si tenemos el
vínculo madre e hija, yo siendo tú hija tú poco a poco vas a cuestionar algunas
cosas. Al principio te vas a poner furiosa, pero los años pasan y pueden ser
veinte años y podemos volvernos grandes aliadas. Nunca la última palabra está
dicha. Al final todo sale bien. Pero es muy doloroso saber que tú vas a caminar
por la vida sin apoyo, ni uno, de una abuela o una madre. ¿Por qué es doloroso?
Porque tenemos en el ideal que debería funcionar distinto, ¿no? Pero debemos recordar siempre que cuando la
vida nos cierra una puerta, y la cierra bien fuerte, hay ventanas que quedan
abiertas. Y si una dice “Vida, yo te pertenezco a ti más que a mi propia madre,
mi abuela, o mi nación, yo quiero ofrecerte mi independencia, yo quiero
depender de ti”, ahí sí, ahí funciona.
Sucede al momento de elegir cuestiones
como las del parto, por ejemplo…
Sí. Es
algo importante de las mujeres que yo veo en el mundo Occidental, ellas no
revelan a la familia dónde van a parir. Las que quieren un parto domiciliar no
lo dicen, porque vieron tanta proyección, vieron un lío tan grande… En vez de
saber que una va a estar en su casa, donde si hay necesidad de transferencia la
tienes, si no la hay una maravilla, estando tranquila con todo lo que la vida depara,
no planeándolo sino queriendo parir… pues, la gente va a hacer una cantidad tan
grande de reproches ¡mejor no decirle nada a nadie!
Pareciera que hubiera una necesidad de
hacer sentir insegura todo el tiempo a la mujer embarazada, esté o no de
acuerdo con el sistema médico o su familia…
Es
muy triste, pero las pioneras están abriendo caminos. Y es por el mundo entero.
Yo tengo una vida en tres continentes, me falta el Asia, se entonces que me
beneficié de quienes me abrieron el camino, como están beneficiándose otras por
los caminos que yo pude abrir. Pero no por las cosas que dije o los artículos
que publiqué, no, por mi manera de ser. Es algo mucho más hondo, mucho más
profundo, como si fueran campos morfo-genéticos, que están saliendo de una y
van ayudando a que una u otra acepte hacer su devolución silenciosa según lo
que entiende. No sale todo perfecto. E incluso nuestros hijos no son perfectos,
pero ya tienen un punto de partida tan más elevado, que el que tuvimos
nosotras. Que ya con los hijos de ellos o ellas va a ser fantástico. Tenemos
que pensar por dos o tres generaciones adelante, saber que lo que estamos
sembrando son oportunidades de cambio por primera vez en el planeta. Disfrutando,
sí claro, lo que la sociedad nos regala: de libros, de Skype, de caminar, de
tomarnos un bus o un avión, pero al mismo tiempo disfrutando de un pensamiento progre. Sin dinero, con dinero… A veces
una mujer con mucho dinero es menos libre que la que tiene justito para pagar
el alquiler. Antes no era así, para tener un poco de libertad tenían que tener
una gran libertad económica, sin eso ni leer ni escribir podías, y hoy ya se
puede. Una se da el lujo de reflexionar, de hacer una filosofía propia, de
pensar, de elegir un compañero, ¡eso es nuevo en la sociedad! Hay madres que no
han tenido esa oportunidad. Había cosas que se esperaban de una mujer. Hoy la
mujer tiene posibilidades de caminar por caminos que sus abuelas no han ni
siquiera soñado. Entonces hay que saber que el cambio está ocurriendo.
Las mujeres están empezando a confiar en
sí mismas, ya no quieren igualarse a los hombres para lograr sus derechos,
quieren ser ellas mismas, teniendo conciencia de todos los procesos
fisiológicos y espirituales que las atraviesan. Ahora desde algunos sectores se
afirma que somos distintas y que eso también es legítimo, que hay que
valorarlo, cuidarlo…
Sí,
los hombres están muy infelices hoy día. ¡Mira cuántas enfermedades! Los hombres están esperando que las mujeres puedan
despertar a la feminidad verdadera. Y eso los va a alimentar porque la
sabiduría de la mujer el hombre la necesita. Cuando no la recibe ni de la
madre, ni de la hermana, ni de la maestra, ni de la amante, ¡dios mío! Los hombres
se ponen repetitivos, aburridos incluso. Los hombres son seres magníficos pero necesitan
de una educación, tienen que recibir algo de sabiduría del plano mayor, de las
mujeres que están alrededor, y ahí sí tendrán motivos para ser personas que
realizan. Yo creo que lo que los hombres realizan depende en medida del nivel
de las mujeres que están alrededor de ellos. Y cuando ves, nuestras
realizaciones a nivel de civilización oriental y occidental no son muy
interesantes, son muchas veces pobres. Incluso son de fabricar bombas ¡cómo
están enfermos nuestros hombres! Pero ¿por qué? Porque no han tenido ninguna
educación verdadera hacia la Armonía Mayor.
Hace falta entonces una educación con
principios femeninos. Las mujeres son educadas con nociones masculinas, inclusive
durante procesos como la maternidad, donde aprendieron a ser madres de una
forma masculina… o no respondiendo a sus conexiones corporales por ejemplo,
donde muchas han tenido que dejar de dar la teta para “salir al mundo” a
independizarse, etc. Ahora muchas mujeres madres entienden que la forma que les
pide el cuerpo, su cuerpo femenino, de maternar es válida…
Sí,
sí. Pensamos lo mismo tú y yo en los análisis de esto. Tenemos muchas más
preguntas y maneras de juntar ciertos elementos que una respuesta cabal de eso,
“esto es así, o así”. Pero el hecho de traerle a una mujer embarazada momentos
de armonía, de felicidad, que ella se sienta una con el universo, eso estamos
cambiando el tejido de la humanidad. Y son
muchas y muchas las que están caminando pese a que no hay un terreno para eso. Hay
una gran invasión de cosas: tienes que sentirte muy insegura, hacerte todos los
exámenes, entregar tu cuerpo, tu alma y tu mente hacia la medicina. Hay madres
que logran dar consciente o inconscientemente, a nivel de sustancia interna, la
fuerza para que sus hijas sean lo independientes que ellas no pudieron ser.
Entonces así lograron dejarnos algo mejor. La interioridad de una mujer
embarazada significa un gran tesoro, si es una buena interioridad, para ese
futuro adulto que va a caminar por el planeta, que le van a encantar los
cambios, que va a querer mirar cada situación sin miedo primero, ¿por qué
siempre tener primero miedo y después ver qué es lo que pasa? ¡No! Es posible
que al final haya que tener miedo de algo pero no a priori.
A nivel de gestación extrauterina, ¿por
qué es importante amamantar? Esto te lo pregunto porque hay feministas que
realmente no consideran que sea algo digno de mencionar, incluso se proclaman
en contra de este momento tan íntimo entre mamá y bebé.
Mira, es muy importante oír a una mujer que habla eso porque ella se está
fijando, como dicen las feministas de Estados Unidos, en la tiranía del recién nacido, “Yo no puedo hacer
nada, ¡ni siquiera pipí! Porque está mi bebé pendiente justo cuando nace”,
tomarse una ducha, hay que negociar… Hay días que ducharse es un gran evento. En
esos 20 minutos que el bebé se duerme, vas a ducharte, te vuelves a sentir
humana y luego la criatura se despierta y de nuevo demanda tu cuerpo. Las
feministas latinoamericanas quieren conocer los procesos femeninos de sus
cuerpos, los quieren estudiar. Las norteamericanas dicen “¡no! Deja que haya
una fórmula para alimentar al bebé, vamos a liberarnos de lo que nos ha
oprimido durante siglos”. Pero no fue la maternidad la que nos oprimió, porque
no la hemos hecho bien. No nos hemos quedado con nuestros hijos. Cuando podíamos
pagábamos niñeras, nodrizas… cosas que pasan. Yo veo por el lado eso de la
Alquimia, fíjate el rojo de la sangre, ustedes son Luna Roja, ustedes saben la
fuerza de la sangre, lo que es la vitalidad del rojo, pero al complementarlo
con la pureza, la fuerza del blanco de la leche hay una complementación
extraordinaria de vida. La fuerza y la ternura, porque la ternura tiene su
fuerza y la fuerza su ternura, pero cuando tú pones las dos juntas es muy
fuerte. Ahora, la ciencia -que yo admiro mucho- logró después de mucho, mucho
tiempo, organizar una leche para que los bebés recién nacidos no se mueran,
entonces pueden alimentarse y pueden crecer. Está muy bien. Pero ¡vaya! No se
compara con lo que es a nivel científico, molecular, la leche materna. La leche
materna cambia del principio al final de un momento de amamantamiento. Cambia
en la noche, cambia en el día, cambia de maneras impresionantes según quién es
ese bebé y quién esa mamá. Entonces, no es posible en ese momento darle al bebé
algo tan bueno como la leche materna. Científicamente, vamos a olvidar incluso
la cultura. Lo que las mujeres modernas quieren es tener hijos independientes,
hijos que puedan vivir su propia vida. Eso yo lo veo lindo. ¿Cómo uno puede implementar
la independencia en alguien? ¡Haciéndolo seguro! Para que pueda ser
independiente. Entonces, ¿cómo conquistar esa seguridad? Bueno, estando
pendiente de sus necesidades, mostrándole que la vida es buena. Cuando uno
amamanta a su hija le dice que está ella, ¡ellos no saben esperar 5 minutos
para que calientes la leche! Y ahí ya están llorando y recibiendo el biberón
con un estado lleno de adrenalina. Cuando uno se enfada muy fuerte antes de
almorzar, la comida no tendrá la misma digestión, no será digerida de la misma
manera que si uno está en paz antes de comer. A veces hay adolescentes que entre los 13 y
los 15 años reclaman la atención de la madre diciéndole a gritos “¡Tú nunca
haces nada para mí!”, con unas quejas fuertísimas, porque a nivel inconsciente
están reclamando esa leche materna, como diría mi amiga junguiana Eleanor. El
bebé de forma inconsciente sabe que hay
más. Ese embarazo como tú lo dices, extrauterino, tiene su propio código de
alimentación. Sería demasiado abrupto nacer y nunca más tener nada de esa mamá
cuando tú acabas de pasar tus primeros nueve meses, desde que eras una célula
solamente, recibiendo su sangre y ahora nada más recibes de ella… sería
drástico. Eva Reich miró en el microscopio la leche materna y la leche
maternizada, ¡wow! Una era brillante, llena de vida, la otra era ¡nada![2]
Es triste.
Uno de los argumentos de las feministas
sobre el hecho de que no importa dar leche materna o maternizada es que ambas
tienen contenido transgénico…
Es
verdad, es verdad. Todas las poluciones agro-tóxicas están en nuestro vientre y
salen por la leche materna. Es verdad que a nivel de cómo están los agro-tóxicos,
hasta el líquido amniótico de la madre está contaminado, por las poluciones en
nuestra agricultura. Pero yo te hablo de polución energética. La polución de la
leche maternizada es energética y también hay transgénicos. No sería la cosa
solamente para el medio ambiente y todo. El bebé, el cuerpo humano, va a tener
que adaptarse a una alimentación que no es la ideal, pero va a tener en la
leche materna todos los beneficios, mismo que hay algunos no beneficios (por la
polución). Esa parte etérea de la leche maternizada no la tiene, la parte
sutil, la parte energética. Es decir que las dos leches están contaminadas, a
veces incluso la de la madre lo está más que la maternizada sobre todo si la
madre no tiene acceso a alimentos libres de agro-tóxicos, pero la parte
energética y la programación para ese bebé es mucho más adecuada con la leche
materna, que incluso durante el día o la noche no es la misma porque cambia, no
como la maternizada. Si uno empieza a tener miedo de la contaminación del medio
ambiente para el alimento, el miedo no es un buen consejero. Si uno empieza a
tener miedo ya se está sometiendo al sistema. Es mejor decir que mi organismo
va a tener elementos para luchar contra esos agro-tóxicos y mi bebé también, es
mejor confiar en la capacidad de adaptación que tenemos, incluso de regalarle
al planeta un hijo que no lo va a contaminar y que va incluso a traer
soluciones para eso. Entonces, esas personas que dicen: “no es necesario
amamantar, la mujer pierde su libertad”, se están olvidando que para plantar la libertad de un hijo para la
edad adulta, es mejor entregarle un año y medio, dos años -depende de lo que la
mujer quiera hacer- de amamantamiento
porque eso es el instrumento, la herramienta más interesante para la
independencia más tarde. Aceptar esa dependencia al inicio como lo programó
nuestra neuro-fisiología para que después tengamos en el planeta caminando de
manera firme un adulto independiente, que recibió lo que era suyo y que no va a
intentar quitarle a nadie lo que no es de él. Los gobiernos nos quitan tierras,
nos quitan dinero, nos quitan esperanza, nos quitan estudios, ¿por qué? Porque no
fueron bien recibidos en la vida, no nacieron con plenitud. Siempre quieren más
para ellos, para su bolsillo. Esa actitud, ese capitalismo salvaje que pasa en
tantos países es para mí una muestra cabal de cómo es peligroso en el planeta
un ser con demasiado poder intelectual y poco poder interior, que siempre
quiere sacarle a los demás lo que él no recibió. Esos bebés no amamantados de
mi generación hemos hecho un daño a la humanidad como muchos otros que no han
sido amamantados.
Para la mujer está en el eje de la
cuestión la libertad, ya que se la considera perdida cuando da la teta…
Sí,
pierden, y hay que regalársela. Es verdad, una pierde la libertad de ir y
venir, pero te pregunto ¿no la tenías antes a esa libertad? Dentro de un año o
dos la tendrás otra vez. ¡Caramba! ¿Para qué tener un hijo? James Prescott fue
a las prisiones para descubrir personas que hubieran sido amamantadas durante
seis meses y lo descubrió.[3]
Hay gente que quiere hacer tesis sobre eso. Hace poco tuve la oportunidad de
asistir a un evento sobre la humanización del nacimiento y se habló del
amamantamiento y decía la psicóloga que
un buen tema de doctorado sería ir a recorrer las prisiones para ver quién está
allá. Hay que probarlo. Eso para mí no es suficiente, porque no es porque un
bebé ha sido amamantado que no se va a tornar criminal. Pero si el embarazo fue
aceptado, lo mismo si deseado, si hubo armonía, si hubo ese amamantamiento con
entrega y cariño, ¡uy, ese niño ya sabe mucho más de amor! que el otro que no
tuvo ni siquiera eso, y vivió entre las drogas. Es muy interesante la emoción
que uno siente cerca de una mujer que está amamantando. Claro, hay que
desarrollar un poco la sensibilidad, pero uno sabe que eso está correcto.
En este sentido el amamantamiento nos
invita a deconstruír nuestra noción de libertad individual para invitarnos a
ver también el acto de amor y entrega que supone…
Sí,
uno le regala su libertad a un hijo. Es el contrato más absurdo que vamos a
firmar en nuestras vidas. Son 24hs al día, los siete días de la semana que vamos
a ser mamás, por muchos años, vamos a trabajar muchísimo, y no solamente no
vamos a ganar dinero pero vamos a gastar bastante. ¿Quién quiere un contrato
así? ¡Hay que estar loco! Por otro lado, vamos a decidir en otra especie, no
será en plata, será en inspiración, en conciencia, en alegría. Cuando uno se
dedica al otro uno puede crecer tanto… Por eso es bueno tener hijos, tal vez no
tan joven cuando uno quiere ir al nightclub o al cine, vete a donde tú quieras
por todos los años que necesites, después cuando te llegue el momento de ser
mamá fíjate en la belleza de cada hora que pasa durante el día. Encontrarás
otras alegrías y hay momentos lindísimos cuando uno está con un bebé o con un
niño de dos, tres años. Es mucho más complicado estar con un niño de dos, tres
años que ir a trabajar, claro, porque en el trabajo tú lo controlas todo en
cambio con un niño de dos, tres años tienes que controlarte a ti misma. Pero
cuanto más autodominio tengas, más fácil es educar a un bebé porque él se pone
más pacífico. Verás cómo las personas que no tienen mucho dominio, gritan mucho
y le ponen tanta angustia al bebé que se hace más difícil. Es un momento lindo
para el crecimiento interior tener un bebé, porque te ayuda a educarlo. Pero sí
es verdad, hay que decirles a esas mujeres que una va a regalar al bebé algunos
añitos de independencia. Sí. Una pierde su libertad y a veces de manera total,
incluso que no duerme. A veces hay noches que no duermes y te preguntas si
perteneces todavía al género humano (risas), “¿dónde estoy yo?”. Y luego vienen
las primeras seis horas sin interrumpir, y una piensa qué lindo que es dormirse
sin despertarse a cada rato. Pero uno crece, uno crece mucho, y ese crecimiento
es la universidad de la vida que te lo da por tu entrega al proceso del
crecimiento de un pequeñito, un cuerpo pequeñito porque el Ser puede ser
grande. Yo creo que hay que dejar que la gente diga que eso te saca la libertad
a uno, porque sí es verdad, pero tú puedes regalarla, porque es algo mucho más
valioso, y estás así contribuyendo a un ser libre que va a dejar a los otros en
paz, un ser que no va a ser violento. Tener un hijo violento debe ser tan duro.
A partir de conquistas que han tenido
las mujeres en diversos ámbitos de lo público, ahora todo lo que nos
identifique con lo privado se ve como un ataque a la libertad, o como una pérdida
de identidad y de independencia económica… ¿Hay una necesidad de poner a la
libertad como argumento para negarse a una misma como mujer? Se hace confusa la
línea entre libertad y responsabilidad con una misma…
Me
encanta cómo planteas la situación. Una mujer universitaria, con su vida sexual
activa, sus métodos anticonceptivos… somos tan ignorantes después para la
concepción consciente. Conocemos bien la anticoncepción consciente pero no
conocemos bien qué es nuestro potencial para trabajar con la vida. Muchas veces las carreras universitarias que
elegimos no nos van a traer plenitud. A veces incluso hay mucha cosa amarga en
la mujer que logró ser una gran profesional pero no se encuentra en su
femenino. Es interesante, creo que todo eso va a necesitar un equilibrio. Por
eso hoy existen mujeres pioneras, que van a traer una generación que va
entender mucho más que hay momentos para sembrar y momentos para la cosecha. Hay
inviernos y hay veranos. Y lo mismo la mujer que es la más independiente del
mundo, gerente de su propia empresa, puede perfectamente con toda su dignidad
de mujer decir que cuando tenga hijos va a quedarse en casa. Le dirán que qué
locura, que el dinero que no va a ganar… pero va a ganar en ver el crecimiento
de sus hijos. Puede tener un auto en vez de dos, puede tener una casa menor. Es
una cuestión de uno mismo. Eso en Estados Unidos ya fue posible. Incluso cuando
regresas al mundo profesional regresas con toda tu fuerza. Uno no se pierde.
Cuando uno sirve a la vida, uno sirve a la importancia de un ser que llega al
planeta. Yo veo a la Vida como una Entidad. Esa Luna Roja, ¿quién la hace? ¡Es la
vida! No es mía. Uno va a perder mucho a nivel de civilización occidental si
para de trabajar unos años, pero va a ganar tanto cuando otra vez retome su
trabajo y salario… porque si nos identificamos a nuestro salario vamos a estar
perdidas. Somos más que un salario. Porque si no entonces es mejor no tener
hijos. ¿Por qué tener un hijo que uno va a cuidar, que una no va a amamantar?
No es necesaria más gente en el planeta, pero sí se necesita más gente
generosa, que sepa pensar, sentir, amar, eso sí necesitamos… no hay necesidad
de cantidad. La supervivencia de la especie ya está bien. Mira, ya tenemos
mucha gente en el planeta. Pero fíjate, supongamos que yo me ocupo de inclusión
social, y hago cosas que me fascinan en ese sentido, bueno justamente cuando
viene el bebé tengo que incluirlo en
mi vida, y no hacer una exclusión de mi bebé para ocuparme de la comunidad,
sino no es ayuda verdadera. Hay que tener un cierto nivel de coherencia. ¿Qué
quiero yo con mi trabajo, más poder adquisitivo? Entonces no tener un bebé. El
bebé va a darme un poder de vida que no es equivalente al adquisitivo.
Hoy muchas mujeres están divididas entre
criar a sus hijos y volver al mercado laboral, y esa es una situación
complicada…
Esos
problemas que parecen indisolubles son muchas veces los más fáciles. A veces no
es ir contra algo o alguien. Yo sé que las soluciones existen, necesitamos la
buena voluntad. Esta sociedad no está bien. El modelo de trabajo para hombres y
mujeres no está bien. Podemos dedicarnos a traer al mundo ciudadanos que serán
educados con el planeta, ser madres, o a través de nuestro activismo social –algo
fabuloso para empoderar a los demás-. Sé
que hay soluciones. Yo siempre fui mi propia jefa, y estoy muy agradecida con
la Vida. A través de ella me he encontrado con personas como yo, que han puesto
los valores al mismo nivel que los actos. Coherencia. La Vida me ha dado flores
maravillosas con las que he cultivado un hermoso jardín. Estoy inmensamente
agradecida.
*Nacida en Nueva York. Con una vida en tres
continentes -sólo le falta visitar Asia- conoce gran parte del mundo. A los 18
años comenzó sus estudios universitarios en La Sorbona, donde obtuvo el título
de Licenciada en Psicología Experimental. Dedica su vida a divulgar la
importancia de la imaginación durante el embarazo, la concepción consciente, y
todas las temáticas vinculadas a la salud física y psicológica prenatal y perinatal. Actualmente reside en Río de
Janeiro, desde donde nos permitió realizar esta entrevista vía Skype.
Algunos enlaces que podés visitar para saber
más sobre Laura:
Wonders Of
The Womb: http://www.wondersofthewomb.com/
Laura Uplinger “Dime
cómo naces y te diré quién eres”:
Las imágenes que aparecen en este post son de contenido web.
[1]Sobre
el baby blues o leve depresión postparto (ver como una ayuda informativa sobre
el tema): http://www.bebesymas.com/postparto/baby-blues-o-leve-depresion-postparto [Nota de la A.]
[2] Ver más: “La leche materna tiene luz
propia”: http://saraillamas.blogspot.com.ar/2011/08/la-leche-materna-tiene-luz-propia.html
. [Nota de la A.]
[3] Ver más: http://margenclinico.blogspot.com.ar/2012/03/lactancia-materna-los-nutrientes-del.html
[Nota de la A.]
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