miércoles, 21 de noviembre de 2012

Métodos hormonales de anticoncepción


La píldora anticonceptiva simula un embarazo gracias al nivel hormonal que provoca, engañando hacia arriba, hacia la hipófisis, que es la glándula hormonal de control superior, y ella se deja engañar. Además, la píldora sustituye el ritmo natural por un compás que es totalmente regular y predecible, algo que no es nunca el ciclo propio, con sus oscilaciones naturales. Es comparable a la vida de un marcapasos, que sólo puede producir un compás mecánico en lugar del ritmo vivo del corazón.
No pueden pasarse por alto las ventajas de la píldora. Elimina cualquier miedo ante un embarazo no deseado y proporciona así a la sexualidad algo libre de toda preocupación. Sin ninguna preparación especial, la mujer puede encontrarse con su compañero y entregarse a él cuando tenga ganas. La píldora encubre hormonalmente los posibles inconvenientes que hubiera en relación con el periodo. A pesar de ello, en Alemania, a diferencia de los EE.UU., existe un claro cansancio de la píldora que podría estar relacionado con la creciente aversión hacia todo lo artificial e innatural, así como el temor al cáncer que sigue arrastrando a pesar de todas las explicaciones ginecológicas.
Ya existe una alternativa hormonal. Hace tiempo que se ha inventado la píldora para los hombres, pero no sale al mercado porque al parecer no se quiero (ellos no quieren). Es probable que no sería ningún buen negocio, pues, ¿qué hombre se tragaría todos los días unas hormonas y asumiría los posibles inconvenientes, sólo para prevenir tener descendencia o que ella no tuviera que impedir una concepción? Hasta que llegue ese momento mucho tiene que cambiar en la conciencia y el sobreentendimiento masculinos, y mientras tanto, debido al “exterminio blando”, habremos de enfrentarnos a otro tipo de problemas.
Mientras tanto la industria ha desarrollado una píldora especial para cada tipo de mujer, de tal manera que los efectos deseados son óptimos y los efectos secundarios no deseados mínimos. Así, toda mujer encuentra la píldora que mejor le va -a menos esto dice la publicidad e incluso tiene razón-, siempre que el médico que la administra sepa realmente de ello.
Las Pacientes jóvenes toman por lo general píldoras con más hormonas paraqué con ello todo pueda madurar mejor. Son también adecuadas para mujeres con hemorragia débil (hipermenorrea) y tendencia a las metrorragias, en caso de acné o de problemas cutáneos, si la matriz es demasiado pequeña, con el pecho demasiado pequeño, en caso de falta de peso (el estrógeno suministrado se encarga entonces de dar más redondez por la vía dela acumulación de agua) y para la falta de líbido, pero también en determinados problemas con hongos (candiasis) en la vagina. Pero por otro lado, los estrógenos también pueden fomentar la aparición de hongos vaginales.
Por el contrario, una píldora cuyos gestágenos tienen una acción parcial andrógena (masculina) se administra a las mujeres que tienen un periodo demasiado intenso, con mastopatía o mastodinia (dolores en el pecho), que padecen sobrepeso, edemas o tendencia a la sensación de plenitud, porque estos gestágenos deshidratan. A las mujeres con seborrea (tendencia a la sudoración y piel muy grasa) y con el problema de caída del cabello se las prescribe un tipo de píldora (como por ejemplo “Neoeunomyn”), cuyos gestágenos tienen una acción antiandrógena. En caso de masculinización y de acné grave se recetan tipos de píldora cuyos andrógenos son sustituidos por un antiandrógeno puro, como la ciproterona (en “Androcur” y “Diane 35”).
Contemplando con detenimiento los efectos a largo plazo, salvo en el caso citado en último lugar, no ha dado resultados esta prescripción según los síntomas, que naturalmente es muy alopática. Es evidente que a las mujeres no les sienta bien a largo plazo que se les empuje por vía hormonal hacia el polo opuesto. Las mujeres con predominio de estrógenos aparecen señaladas también por el destino como mujeres de la Luna y no deben, ni quieren, que se reduzca en absoluto su feminidad. Pero a las mujeres con predominio de gestágenos tampoco debe empujárselas hacia el polo lunar, pues en cualquier caso es algo que no les sentará especialmente bien. Desde la perspectiva de la medicina interpretativa todo está bien claro: los intentos de elaborar y mejorar esta creación no tienen éxito a largo plazo. La misión de reconciliarse con el polo opuesto (por ejemplo, en el sentido de C.G. Jung) significa hacerlo psíquicamente, no químicamente.
En cuanto a su composición química, existen diferentes tipos de preparados. Los que se emplean más a menudo son los combinados. Estos preparados de una fase contienen siempre la misma mezcla de estrógeno y gestágeno. Los preparados bifásicos, por el contrario, están adaptados al ciclo y proporcionan al principio más estrógenos y en la segunda fase más gestágeno. Los preparados secuenciales contienen primero sólo estrógeno y después sólo gestágeno. El objetivo ha sido y es conseguir siempre la píldora de dosis más baja. Realmente podría preguntarse por qué, si la industria constantemente asegura que las hormonas son inofensivas.
El resultado de los esfuerzos por reducir las hormonas es la minipíldora. Sólo contiene gestágenos, y en dosis muy bajas. Al influir sobre el medio de la mucosa impide esencialmente la ascensión de los espermatozoides. Según la información de la industria farmacéutica, tiene interés en especial para las mujeres que se han cansado de la píldora, que no quieren renunciar a su propio ciclo y que no tienen problemas de irregularidad con el ritmo. Las mujeres Luna con predominio de estrógenos, no obstante, suelen reaccionar mal a la mínima cantidad de gestágeno. Hay algunas mujeres que incluso con la dosis más bajas de gestágenos desarrollan sorprendentes efectos secundarios tales como brotes de acné, metrorragia y amenorrea.
Entre los efectos secundarios generales de la píldora habría que ver en primer lugar el tema de la pérdida del propio ritmo femenino. Excepto la minipíldora, todos los restantes tipos de píldora perturban el ciclo natural. Entre los efectos secundarios más conocidos están la hipertensión, el aumento de la trombosis (unido sobre todo al tabaco), los trastornos del metabolismo hepático y las enfermedades de la sangre. También aumenta la probabilidad de calcificación de los huesecillos del oído (ostoclerosis). Pueden producirse o intensificarse los ataques de migraña y crecer miomas. Pueden aparecer igualmente dolores en el pecho, aumento de peso, mareos (náuseas) y reducción de la líbido (con gestágenos). Aunque no peligrosas sí que son molestas las manchas pardas que aparecen alrededor de la boca, que se denominan cloasmas. El organismo ha interiorizado entonces el programa anticonceptivo y continúa practicándolo por sí mismo. El ritmo propio está tan debilitado que no es capaz de ajustarse él mismo. A nivel interpretativo, esto podría entenderse como que la mujer afectada ha sacrificado tanto su identidad femenina y su ritmo vital, que con sus propias fuerzas ya no puede encontrarlo.
En lo que respecta a la letalidad, hay que hacer constar de manera clara que el riesgo por los embarazos es muy superior al de la prevención con la píldora. De 30.000 mujeres que han tomado la píldora durante toda su vida fértil, según las estadísticas fallecen doce por efectos directos de la píldora y una por el embarazo producido a pesar del tratamiento. Sin embargo, por cada 10.000 embarazos siguen muriendo en promedio dos mujeres. Evidentemente, el riesgo de traer nuevas vidas es mayor que el rechazarlo de manera consecuente.
Desde el punto de vista médico se ponen pocos reparos a la píldora. Antes de administrarla puede hacerse toda una serie de análisis y exploraciones. A los tres meses es posible realizar un control, cada seis meses se recomienda explorar los pechos y los genitales, de vez en cuando incluso se determinan los niveles hormonales, algo que carece completamente de sentido tomando la píldora. La pausa en su toma que antes se recomendaba ya resulta innecesaria. Se hizo para determinar si todavía funcionaban los ciclos reguladores. La mayor tendencia al embarazo observada en las pausas se designó como un efecto rebote, pero hoy se pone en tela de juicio. En cualquier caso, la interpretación sería sencilla: un organismo al que durante mucho tiempo se ha impedido seguir su propia determinación, aprovecha la primera oportunidad para llegar a su meta.

La píldora del día después: una píldora como “Tetragynom”, o la anterior “13 Mikrlut” (ambas minipíldoras), deben tomarse dentro de las 48 primeras horas después de haber tenido relaciones sexuales sin protección y “resuelven” el problema mediante una hemorragia rápida y segura gracias a la progesterona que contienen. Por ese motivo, el procedimiento está permitido porque la mucosa se desprende antes del anidamiento, de tal manera que jurídicamente impide el ebarazo, pero no lo interrumpe. Este “método” es aplicable como máximo después de un resbalón, porque provoca una hemorragia y destruye por completo el ciclo natural.
Los fabricantes de nuestro país rechazan el preparado “RU 486”, la píldora abortiva, porque se dirige contra el óvulo ya anidado, lo que según el derecho alemán sería un aborto (véase también la página 127 y siguientes).

La inyección de los tres meses constituye, dentro de los métodos que utilizan las hormonas, la intervención más brutal en el equilibrio hormonal de la mujer. Realmente altera todo lo que puede alterarse. Debido a estos efectos secundarios extremadamente desagradables, ha desaparecido casi por completo de Alemania. De todas las maneras, sigue administrándose con frecuencia en Suiza después de los partos como prevención durante el período de lactancia. Mientras tanto, en Alemania ha vuelto a utilizarse en mujeres menopáusicas para tratar ataques de migraña que no responden a otros tratamientos, y de vez en cuando en casos de endometriosis y de dismenorrea grave. También las deportistas de alta competición parecen apreciarla por la amenorrea que produce.
Fuera de esto, se administra casi exclusivamente a mujeres mentalmente discapacitadas que se encuentran en centros de acogida, lo que da que pensar y plantearía cuestiones muy incómodas. ¿Cómo es que algo que se negaría a las personas que pueden defenderse se aplica a aquellas otras que no pueden defenderse? En cuanto que la conciencia no puede articularse con claridad, como al comienzo de la vida –desde la concepción hasta el quinto mes- o al fin de la misma, cuando de lo que se trata es de la extracción de órganos, o cuando el intelecto retrocede o desaparece, en nuestra sociedad nos volvemos extraordinariamente arriesgados.

Dahlke, R. Dahlke, M. Zahn, V. El camino femenino a la curación. El mensaje curativo del alma femenina. Cómo interpretar las causas espirituales de las enfermedades de la mujer. Robin Book.

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